domingo, 18 de octubre de 2020

Hoy, Día del Domund

 



 

            Cuando escribo estas líneas aun es el día del Domund, el día en el que la iglesia católica se la dedica a los misioneros que difunden el mensaje de Cristo por todo el mundo y ayuda a los más pobres del mundo. ¡Magnífica labor que desarrollan en silencio y con humildad!

 

            Al margen de pensamiento religioso, algo importante en nuestras vidas, hemos de apoyarles en lo que uno pueda. Esa es mi recomendación personal.

 

            Quiero recordar aquí que cuando tenía 15 años, allá en mi querido pueblo de Las Brozas, los jóvenes ayudamos al párroco de los Mártires, a don Constantino Calvo Delgado, a hacer una función en el cine de Cachucha, oficialmente el Cine López de la localidad. Hubo quien cantó, bailó, interpretó, recitó o tocó. Se sacó un dinerito y se entregó al Domund.




 

            Con ser esto importante, no fue lo más importante para mí como persona, sino que al día siguiente redacté una nota en mi máquina de escribir que mis padres me compraron para que supiera a escribir en ese artefacto y a lo largo de los años nunca aprendí. He escrito miles de folios, cientos de artículos, varios libros, solo con dos dedos, os dos dedos corazón.  Pues bien, con dos dedos escribí una nota periodística a la delegación en Cáceres del periódico regional “Hoy”, donde en el verano de 1974, hice mis segundas prácticas de periodismo, bajo la dirección del murciano Antonio González Conejero, me ayudó mucho, como lo hizo mi maestro local, el subdirector Francisco Rodríguez Arias, tío del que fuera presidente del Hogar Extremeño de Madrid, mi bien amigo Enrique Rodríguez Abacens. Me acompañó en aquellas prácticas un gran periodista que hizo carrera en Madrid llegando a alcanzar la dirección del periódico “El Independiente” y posteriormente director general de Telemadrid, mi amigo y compañero Manuel Soriano Navarro, que escribió la biografía del Jefe de la Casa de Su Majestad el general, Sabino Fernández Campo que tanto ayudó a deshacer el golpe de estado del 23-F.

            Y yo contaba esto porque hice llegar una cuartilla con mi crónica del Domund de lo que habíamos hecho los jóvenes de Brozas por “los negritos”, pues entonces había unas huchas con caras de niños negros y chinos, donde metíamos una peseta, o algo así, cuando no eran una moneda con un agujero en el centro que eran 25 céntimos de peseta.  La cuartilla con mi nota de prensa, quiero recordar que se la envié a otro maestro mío el famoso periodista Narciso Puig Mejías, con el que había hablado unos días antes en la sede del “Hoy” en la calle Gómez Becerra y le había dicho señor Puch; en vez de Puig. El o se enfadó y me recalcó que en Cáceres era Puijjjj y no Puisssss Mejìas, a pesar de su apellido catalán, pues su abuelo paterno, de igual nombre, había venido a Cáceres a dirigir en 1867 las obras de la sede del Ayuntamiento. Puig Mejías tiene hoy una calle en Cáceres.

 




            Fue Narciso Puig quien, a los pocos días, me publicó la nota con mi firma en mayúsculas, FRANCISCO RIVERO. Compré el periódico, guardé el recorte en mi cartera y cuando tenía cualquier oportunidad lo sacaba para mostrarla con orgullo. Con el tiempo perdí ese recorte del periódico con mi nota. Quiero buscarla y ponerla en un cuadro. La he intentado buscar en la hemeroteca del periódico, ya que se publicó en noviembre de 1968, y no la encontré. Prometo seguir buscándola. Y así hasta el día de hoy en el que van…y tantotantos miles de artículos, reportajes, entrevistas, columnas, etcétera en este interesante mundo del periodismo, junto con el del turismo, en el que he desarrollado mi vida.

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