Hay veces que uno viaja por el mundo y se acuerda de su patria chica. Eso me ocurrió visitando en París este pasado domingo el Museo del Quai Branly, que inauguró en 2006 el entonces presidente de la República Francesa. Se trata de un museo, a la misma sombra de la Torre Eiffel, y que da a conocer la cultura de los otros cuatro continentes: Oceanía, Asia, África y las Américas (norte, central y del sur).
Este centro cultural es enorme. Ocupa toda una manzana al borde del Sena. Y fue proyectado por el arquitecto Jean Nouvel Su proyecto es novedosísimo y de una modernidad exagerada para el lugar donde está ubicado.
Fue al visitar la zona de América central y el Caribe, cuando me encuentro con una urna completa dedicada al mundo taino, los indios que conoció mi paisano Nicolás de Ovando. Allí había diversos objetos rituales y guerreros que mostraban lo que había conocido en su tiempo de gobernador el brocense. Y cuento y muestro algunos de estos objetos: Una cabeza macorix de Puerto Rico, a la que en el siglo XVI se la llamó isla de San Juan o una cabeza humana, de basalto, de Haití (Isla de la Hispaniola) y fechada entre 1200 y 1500, esta última de la época de Ovando.
También había en la vitrina varias espátulas vomitivas que eran ceremoniales, pero que se encontraban en esos momentos mostrándose en otra exposición, al igual que había otros objetos de madera de las antiguas colecciones de Ramón Imbert y de Jacques Kerchache y que habían sido donados al museo.., o un hacha con efigie en piedra verde, datada entre los siglos XIII y XVI, sin olvidarse de unos espectaculares collares de piedra o un precioso cuenco de Puerto Plata (República Dominicana). Todos ellos son objetos que debió conocer el gobernador de la isla, mi paisano Ovando. Por sólo esto le presté mayor atención.
Más información: http://www.quaibranly.fr/es/ y más concretamente toda una amplia y magnífica información sobre los objetos antillanos en http://www.quaibranly.fr/es/collections/explorer-les-collections/ameriques.html