La cueva de Chico Cabrera en los riberos del Salor
Todo
el mundo sabe que en Brozas hubo a finales del siglo XIX y primeros años del XX
un conocido bandolero que se llamaba Bernardo Abujeta Becerra, pero que era más
conocido como “Chico Cabrera”. Se da la circunstancia que alguno de sus
descendientes más que delincuente fue policía nacional y trabajó en la
comisaría de Fuenlabrada (Madrid).
Mi
amigo Luis Martínez Terrón, escritor y subteniente de la Guardia Civil, escribió
con el pseudónimo MAR.TE en la revista “Mando” de la Guardia Civil, publicada
en septiembre de 1995 en Barcelona un trabajo titulado “Chico Cabrera, un bandolero solitario”, (que me envió por correo
en enero de 2010) y del que hago un extracto para este pequeño artículo, aunque
hay que recalcar que un servidor ya tiene publicado otro trabajo más extenso
sobre Chico Cabrera en un número de la revista “Aldehuela”.
Bernardo Abujeta nació en 1833 , lo más probable, pero Martínez Terrón dice que vino al mundo el 21 de agosto de 1870 (menos probable) en el seno
de una familia brocense de clase humilde. Fue jornalero, pero era una tarea que
no le gustaba, tildado de holgazán, aunque con carácter jovial y campechano.
Según
el escritor cacereño Juan Luis Cordero (1882 - 1955), escribió de él que “era un mozo de poca talla,
jovial, recio, gallardo y bravucón, con trazas de merchán y fama de pendenciero
en 60 leguas a la redonda. Y aunque no se le conocían delitos de sangre, nada
ni nadie le impedía tirar de la navaja si alguien invadía su terreno”.
Y
Juan Luis Cordero retrata en un largo romance al bandolero:
¡Tú, ventero, a los
de dentro,
dales lo mejor que
tengas
pollo, jamón,
longaniza
y vino del de la cepa
de las viñas del
Arroyo
que paga el “Chico
Cabrera”!
Y
Chico Cabrera recorre en solitario durante años las grandes dehesas de la
Sierra de San Pedro. Conoce todas las trochas y veredas, así como las ventas
que salpican la campiña y se alzan junto a los caminos reales. Entra y sale de
su pueblo cuantas veces lo cree necesario y se dedica al contrabando de
caballerías. Conoce a la perfección la frontera de Alcántara, Piedras Albas o
Zarza la Mayor. Sabe que de su movilidad depende su salvación, pues la Guardia
Civil le seguía la pista. En cierta ocasión estuvo a punto de ser capturado en
la finca “Rincón de Araya”, donde tenía una cueva que le servía de refugio. Aunque fue
denunciado por un campesino a la fuerza pública, el bandolereo logró escaparse
por una salida secreta que tenía la gruta.
Cuenta Juan Luis Cordero en su libro “Cosas de la vida”
que la Guardia Civil estuvo a punto de
apresarle por la denuncia de un joven pastor. Chico Cabrera se escapó en su
jaca con un ardiz: La había herrado
poniendo las herraduras al revés y dejando con ello huellas falsas. Con el
tiempo castigó al pastor, por la Fuente de los Tomillares, haciéndole comer y beber casi a reventar por
la denuncia que le había hecho.
A
sus 44 años, Chico Cabrera mantenía una relación adúltera con la mujer de un
molinero que tenía sus molinos por el río Salor, cerca de Herreruela. El
molinero que llegaba de Brozas de llevar unas sacas de harina vio la jaca del
bandolero a la puerta del molino y decidió dar media vuelta y denunciarle a la
autoridad. La Guardia Civil salió hacia el molino, cuyos restos pude ver en su
día llevado hasta allí por un vecino de Brozas. La pareja de la Benemérita le dijo
que saliera con las manos en alto. Chico Cabrera intentó defenderse y de un
certero disparo, la Guardia Civil le hirió en la zona del Salor denominada
“Charco del Puente”, donde se arrojó Bernardo Abujeta herido de muerte. El famoso bandolero falleció el 14 de marzo de 1877.
Y así terminó
la historia de este bandolero que no tuvo manchadas las manos de sangre pero
cuya vida se convirtió durante décadas en una leyenda en esta región del oeste
de la provincia cacereña.