martes, 3 de junio de 2014

Crónica desde dentro del Centenario de las Madres Carmelitas


 

 

         Sin duda alguna, ha sido un gran homenaje el que han brindado los hijos de la villa de las Brozas a las Madres Carmelitas, como así se las llamaba, pertenecientes a la Congregación de las hermanas de la Virgen  María del Monte Carmelo.

         Todo comenzó en la tarde del sábado con el encuentro con el cronista de Orihuela, y presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO), mi buen amigo Antonio Galiano, quien se desplazó desde Alicante para estar presente en el homenaje, no en balde las carmelitas de brozas vinieron en 1914 desde la lejana ciudad alicantina para fundar el convento y colegio de párvulos en esta localidad extremeña.

         En la mañana del sábado, tras probar los elementos técnicos para la conferencia de la tarde, en lo que fuera capilla del convento de San Pedro de las Madres Comendadoras de la Orden de alcántara, nos desplazamos hasta la cercana villa alcantarina para conocer el conventual de San Benito y el puente romano.

         Por la tarde conocí a las hermanas María del Carmen Hernández, vicaria general y a la hermana Aureliana de la Cruz, que había sido superiora del Colegio de Brozas. A la hermana indonesia Rita ya la conocía por una visita a la madre superiora general en Madrid.
 
 
 

         En la misa de sábado, el templo parroquial estaba abarrotado y el cura párroco, Jaime Rubio, anunció el homenaje y las conferencias que se iban a impartir en el auditorio, que estuvo concurrido con un público muy interesado en saber cómo llegó el Carmelo a Orihuela y cómo se abrió la casa de Brozas.

 

El día del centenario

 
 
 

         Al día siguiente, la jornada comenzó con las explicaciones del guía turístico Isidro Barriga en el Colegio de las Carmelitas, sede del palacio de la familia Nebrija y donde residió durante tres años el gramático, Elio Antonio de Nebrija,  que escribió la primera gramática española de la lengua, todo un hecho histórico.




         Las hermana Aureliana, se la veía disfrutar por momentos, y recordaba intensamente sus tres años al servicio de los niños de Brozas, incluso su estancia en lo que fuera su aula y hoy es la oficina del SEXPE (Servicio Extremeño de Empleo).

         Un recorrido rápido por la villa; la gente mayor paraba a las hermanas para recordarles lo bien que lo habían pasado en sus tiempos infantiles en el colegio, incluso se acercó Alicia García quien había cedido su título de maestra a las hermanas carmelitas para que pudiera seguir abierto el colegio



         A las 12,30 horas, Misa de Acción de Gracias presidida por el prelado de la diócesis, monseñor Francisco Cerro. La misa muy bien preparada, con intervención del coro parroquial. El templo estaba muy bien engalanado y lucía sus mejores galas con la iluminación especial.




Al final del acto religioso, este cronista intervino para ceder la palabra al alcalde del pueblo, Leonardo Rodríguez y al cura párroco, Jaime Rubio, para entregar a continuación un diploma a la madre Aureliana, la “última de Filipinas”. Posteriormente el obispo, acompañado por el presidente de los cronistas oficiales, hizo entrega de otro diploma a la hermana vicaria general en el que se decía. “El pueblo de Brozas agradece la labor de las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo por su gran labor en la Escuela Municipal de Párvulos”. Brozas 1 de junio de 2014/1914. Firmaban el cura párroco, el alcalde y el cronista de la villa.



         El acto de homenaje concluyó con la gente arremolinada alrededor de la hermana Aureliana agradeciéndole la gran labor que hicieron en la enseñanza de las primeras letras y de la doctrina cristiana. En resumen, un homenaje sencillo de un pueblo sencillo a las monjitas que tanto cuidaron por ellos y por los enfermos, otra de la labor de esta congregación.

 

         Aunque un servidor hice fotos, quiero usar las que magníficamente realizó Rosa María Jiménez, que en este enlace puede verse un precioso reportaje completo de la fiesta, como si uno hubiera estado allí. Gracias Rosa.

 

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