miércoles, 18 de abril de 2012

Ovando y su aproximación al Museo de Quai Branly


Hay veces que uno viaja por el mundo y se acuerda de su patria chica. Eso me ocurrió visitando en París este pasado domingo el Museo del Quai Branly, que inauguró en 2006 el entonces presidente de la República Francesa. Se trata de un museo, a la misma sombra de la Torre Eiffel, y que da a conocer la cultura de los otros cuatro continentes: Oceanía, Asia, África y las Américas (norte, central y del sur).

Este centro cultural es enorme. Ocupa toda una manzana al borde del Sena. Y fue proyectado por el arquitecto Jean Nouvel Su proyecto es novedosísimo y de una modernidad exagerada para el lugar donde está ubicado.

Fue al visitar la zona de América central y el Caribe, cuando me encuentro con una urna completa dedicada al mundo taino, los indios que conoció mi paisano Nicolás de Ovando. Allí había diversos objetos rituales y guerreros que mostraban lo que había conocido en su tiempo de gobernador el brocense. Y cuento y muestro algunos de estos objetos: Una cabeza macorix de Puerto Rico, a la que en el siglo XVI se la llamó isla de San Juan o una cabeza humana, de basalto, de Haití (Isla de la Hispaniola) y fechada entre 1200 y 1500, esta última de la época de Ovando.




También había en la vitrina varias espátulas vomitivas que eran ceremoniales, pero que se encontraban en esos momentos mostrándose en otra exposición, al igual que había otros objetos de madera de las antiguas colecciones de Ramón Imbert y de Jacques Kerchache y que habían sido donados al museo.., o un hacha con efigie en piedra verde, datada entre los siglos XIII y XVI, sin olvidarse de unos espectaculares collares de piedra o un precioso cuenco de Puerto Plata (República Dominicana). Todos ellos son objetos que debió conocer el gobernador de la isla, mi paisano Ovando. Por sólo esto le presté mayor atención.

Más información: http://www.quaibranly.fr/es/  y más concretamente toda una amplia y magnífica información sobre los objetos antillanos en http://www.quaibranly.fr/es/collections/explorer-les-collections/ameriques.html  

miércoles, 4 de abril de 2012

Las Brozas, en la Biblioteca Nacional


Desde hace años tenía interés en ser investigador de la Biblioteca Nacional. La culpa es sólo mía. Hace años, cuando era Secretario de Estado de Cultura el poeta Luis Alberto de Cuenca le comenté mi interés por ello y le pedí que me hiciera el carné; me dijo que sí, pero lo fui dejando hasta hace poco que surgió la ocasión cuando nombran gerente de la docta institución a mi amigo Eduardo Butler Halter, quien había sido director de las oficinas españolas de turismo en Dusseldorf y Francfort


Acabo de entrar en la Biblioteca Nacional y me encuentro en ella a dos buenos amigos: Acacia Domínguez Uceta, documentalista y periodista especializada en turismo, y a Manuel Román Fernández, periodista que sabe del mundo de la copla y de los famosos y que escribió sobre Casimiro Ortas. Ahora está investigando la muerte del general Prim, hecho que me cuenta mientras almorzamos en la cafetería que uno de los posibles inductores del magnicidio fue el aspirante al trono español Antonio María Felipe de Orleans, Duque de Montpensier, hijo menor del rey de Francia y suegro del rey Alfonso XII, al casarse éste con su hija María de las Mercedes.

Y qué hay de Brozas en la Biblioteca Nacional, pues nada menos que 158 registros bibliográficos títulos, que voy a resumir en un artículo para la revista “Aldehuela”, donde podrán leerlo por completo cuando se publique. Incluso hay un gran hallazgo que yo desconocía, un dibujo anónimo del siglo XVIII del castillo, aunque a primera vista no se parezca en nada.