Vicenta
Navarro nació el 16 de junio de 1903 en la calle Santa María de Brozas,
concretamente en la casa que con el tiempo se instaló la pescadería de Ángel “el
Recovero”, a los pocos meses su familia se fue a vivir a la calle Derecha, a la
casa del balcón de esquina, hoy propiedad de la familia García. Era la segunda de ocho hermanos, dos varones y cinco mujeres.
De muy niña empezó a ir muy pequeña al Colegio de la Doctrina Cristiana medio pensionista donde también fueron llegando sus hermanas. En dicho colegio había una monja que era de Sevilla (la hermana Rosario) y había estudiado piano en el conservatorio y empezó a enseñarle este instrumento musical. Le salió tan buena alumna que con seis años tocó el piano delante del obispo que fue a Brozas en visita pastoral, que por entonces era monseñor Ramón Peris Mencheta, obispo de Coria desde 1894 a 1920.
La niña comenzó por prepararse en Brozas con la hermana Rosario e irse a examinar al Conservatorio de Madrid libre. Así hizo hasta 5º de piano (la enseñanza elemental) y 6º, 7º y 8º se matriculó oficial y se fue a Madrid para hacerlo. En 1921 le dio clases el director del Conservatorio de la capital, acompañada por una amiga violinista que llegó a ser una de los mejores violinista en la Orquesta Nacional. Terminó la carrera con 18 años pretendió dedicarse a la música, pero sus padres no lo consintieron y tuvo que regresar a Brozas donde estuvo hasta que su padre se metió en negocios que no sabía y se arruinó. Toda la familia, menos el hijo mayor que ya se había casado, emigró a la capital de España.
Allí, a
poco de llegar, murió el cabeza de familia y entonces Vicenta se puso a dar
clases de música, pero como era insuficiente para mantener a una familia de 9
personas y sabía coser, porque le hacía cosas de vestir a sus hermanas
pequeñas, se fue a una academia a aprender corte y confección. Por esos
conocimientos montó un taller, algo así como el de la famosa serie “El tiempo
entre costuras”, pero mucho más grande, ya que en él llegaron a trabajar un
total de 25 personas 23 obreras, más dos de sus hermanas pequeñas. Cosían para
El Corte Inglés de principio de los años 30. Se iban a París a los desfiles y
compraban un modelo de abrigo vertido o cualquier otra pieza; se lo daban a Vicenta con las
piezas de tela necesarias para que le hiciera un montón iguales para venderlos. Se
casó a los 31 años con Herminio Torres, ocho años más joven que ella
Después
llegó la guerra civil, siendo asesinado en Paracuellos su joven marido cuando
ella estaba embarazada de su hija póstuma, Herminia Torres, que nació en febrero
de 1937. La familia seguía viviendo en Madrid hasta 1943 que pidió la
excedencia en la oficina donde trabajaba de administrativa y se vino a vivir a
Brozas; dos años más tarde se casó con el hermano de Herminio, Salomé, un
hombre que “era más bueno que el pan, y
para mí ha sido mi padre”, en palabras de Herminia Torres Navarro. En 1946
nació su hermano Francisco Javier y al siguiente su hermana,
María Dolores.
Esta mujer, conocida por muchos
broceños, pero es muy desconocida en su faceta artística: Le encantaba `pintar.
Por eso ofreció a su hija un
biombo con unos flamencos, un venado y unos niños y su hijo tres o cuatro
cuadros más de un estilo más del siglo XVI que del XX. Era una verdadera
“manitas”, pues hacía de todo: De albañil, de carpintero montaba a caballo...
Hacia el año 1965 debió componer
este singular pasodoble titulado “Olé por Brozas”. Durante unas
vacaciones de su hija Herminia, le dijo: "mira
lo que he compuesto; haz el favor de echarle un ojo y si algo no está bien, lo
arreglas” y tuvo que arreglarle dos o tres “cosinas” que no se ajustaban lo
escrito a lo que tocaba...
La
única actividad pública que tenía era tocar el órgano de Santa María en las
novenas de la Inmaculada y algún festejo más. Se hacía acompañar de Juanita
Marchena, (hermana de Julia, la mujer del farmacéutico José Antonio Rodríguez,
que entonces estaba al lado de la Sociedad de la Peña, reconvertido el bar hoy
en un supermercado) y que cantaba muy bien; tenía una bonita voz de soprano A
ella le enseñó el “Ave María”, de Schubert y le salía muy bien. Compañeras de
cantos religiosos eran Carmen Morcillo, que tenía voz de contralto y hacía muy
bien las segundas voces y Amparino Rodríguez.
Vicenta
vivió desde los años 40 siempre en Brozas, tocando el piano todos los días del
año. Murió el 3 de agosto de 1997 de una embolia pulmonar
en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.
Audio:
https://drive.google.com/file/d/14BsDAoQQVZv16YliXbW7DZ6msmuyjcRl/view?usp=sharing
Vídeo
Que bonito recordar a esta mujer tan inquieta y versátil... Y BROCEÑA!!!
ResponderEliminarGRACIAS PACO.
Ahora puedes escuchar su pasodoble, que está en un enlace al final del artículo .
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