“Como decíamos ayer” es la famosa frase que usó el agustino y profesor de la Universidad de Salamanca, fray Luis de León, tras
pasar cuatro años, de 1572 a 1576, en las cárceles que la Inquisición tenía en
Valladolid, y todo por hacer una crítica al texto de la Vulgata, la versión
tradicional de la Biblia y su traducción al castellano del Cantar de los
Cantares.
Y uno se preguntará uno a qué viene esto a cuento. La
razón es muy sencilla. El presidente de la Fundación V Centenario Elio Antonio
de Nebrija, Juan Cordero Rivera, que estuvo en Brozas para inaugurar la placa
que se puso en la pared del convento de San Pedro (actual centro cultural de
Las Comendadoras), me ha enviado lo que adujo Francisco Sánchez de las Brozas
ante el jurado inquisitorial para defender a su amigo de los ataques que recibía
de los dominicos por su labor en la Vulgata y en el Cantar de los Cantares, no
en balde, fray Luis de León era un prestigioso fraile agustino humanista en aquel período.
El libro que trabaja este tema es el de “El proceso
inquisitorial de fray Luis de León”, editado en 1991 por la Consejería de
Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. La edición, introducción y
notas están a cargo de Ángel Alcalá. Este libro tuvo el premio nacional del
Ministerio de Cultura al libro mejor editado.
La declaración del maestro Francisco Sánchez en favor de
su amigo fray Luis de León se hizo el 27 de enero de 1573, ante el muy
magnífico señor licenciado Benito Rodríguez, en el mismo año en el que el Brocense
consiguió su cátedra de Retórica. En su primera intervención Sánchez dice
conocer a fray Luis, maestro en Sagrada Teología de cinco años a esta parte.
También afirmó que “el maestro León de
Castro y fray Luis estaban picados”, porque en su defensa del hebreo, fray
Luis irritaba a los escolásticos más intransigentes, en especial al canónigo y
catedrático de griego León de Castro, autor de unos fracasados comentarios a Isaías y también
al dominico fray Bartolomé de Medina, molesto contra él por algunos fracasos
académicos, sus dos principales acusadores.
En este caso, hubo
mucha envidia de estos personajes y en palabras de El Brocense al ser
repreguntado “qué causa pública el dicho
maestro León dixo que aber dicho gentes mal del libro, y decía, Isti judei et
judaiçantes me han echado a perder y por eso no se vende mi libro”. En este
caso, el autor del libro, Ángel Alcalá, saca una nota a pie de página que dice:
“Fue constante
y rabioso el ataque de Castro (y otros autores también) a los biblistas
salmantinos como judaizantes solo por tomar el texto hebreo del Antiguo
Testamento como norma de la autenticidad de versión y del contenido de la
Vulgata”. Esta Biblia, la Vulgata, es una
traducción que hizo en el año 382 San Jerónimo de la Biblia hebrea y griega al
latín por orden del Papa Dámaso I, que fue jefe de la iglesia católica entre
los años 366 y 384.
Y para acabar la tarea, el mismo día que recibí copia de este libro del que saco este artículo, mi compañero de la Academia Extremeña de Gastronomía, Evaristo Ramos Ojalvo, me envía por Whattsap esta foto de la calle que tiene dedicada en Badajoz El Brocense, que es la continuación de la popular calle de San Juan hacia la famosa Plaza Alta de la capital pacense, y concluye en la calle Castillo y que antes se llamaba calle Cerrajería.
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