Acabo de recibir en mi casa el
catalogo – inventario del Fondo de la Orden de Santiago, correspondiente al
Priorato de San Marcos de León, en la provincia de León en Extremadura”,
elaborado por el que fuera canónigo archivero de la catedral de Badajoz Teodoro
Agustín López, también cronista de Fuente del Maestre, y Dionisio Martín Nieto,
que ha trabajado mucho sobre la Orden Militar de Alcántara en la provincia de
la Serena y sobre todo en la biografía de Antonio de Nebrija y sus relaciones
con Extremadura, así como en el testamento de Nicolás de Ovando.
Además del catálogo en papel, de 216
páginas, editado por la Imprenta Provincial de la Diputación de Badajoz, hay un
CD de 2.818 páginas, en el que he visto que hay tres documentos relacionados
con Brozas:
1)
En el año 1709,
hay un documento en el apartado de matrimonios en Los Santos de Maimona, donde
se habla de la boda religiosa que contrajo el soldado de Brozas Alonso Barriga
Molano con María Sánchez Tamayo.
2)
Del año 1736 hay
un escrito que relaciona Llerena con Las Brozas, en el apartado de órdenes
sagradas. El asunto es de un señor que se llama Marcos Sánchez Barroso.
3)
En 1824, don Tomás
Cid, presbítero exclaustrado, natural de Brozas, pidió seguir en la villa de
Cabeza la Vaca, dedicado a la enseñanza.
He pedido por carta que me envíen la documentación
completa y en cuanto disponga de ella podré desarrollar los contenidos de estos
escritos.
En la presentación de este escrito, el presidente de la
Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo, indica que “desde el siglo XIII al XIX, más de la mitad del territorio de la
provincia de Badajoz fue lugar de asiento de las órdenes Militares de Santiago
y Alcántara. La documentación generada por estas instituciones de carácter
religioso y militar se conserva, tras su extinción en 1873, en los Archivos
Eclesiásticos del Arzobispado de Mérida - Badajoz…La Diputación de Badajoz ha
querido estar presente mediante la publicación
de esta herramienta de trabajo de gran utilidad para historiadores,
cronistas y genealogistas, los “averiguadores de la historia”, al decir de
Julio Caro Baroja, quienes con las premisas del rigor histórico, la
investigación precisa y la voluntad de difundir el conocimiento, desean
publicar en beneficio de la sociedad”.
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