El domingo hubo en Lujoky una comilona con el Feisbuq. El Feisbuq no es un tío extranjero, aunque lo parezca, sino millones de tíos y tías por todo el mundo -algunos de ellos broceños y broceñas- que le dan a la tecla del ordenador para ponerse en contacto unos con otros y así querer aún más, en la lejanía y en la cercanía a la villa de Las Brozas.
Pues bien, organizada por Kyko, de Lujoky, Mari Ángeles Rosado, Carlos Neila, Alejandro Cid y unos cuantos locos de la tecla, nos hemos pasado, unos cuantos chiflados con el ordenador, pero sobre todos locos por el pueblo, una tarde estupenda en una comilona, como se decía antes. Por cierto, la carne del frite muy rica.
A las dos de la tarde era la cita en el Lujoky. Allí íbamos llegando broceños de las cercanías y de la lejanía. Al primero que me encuentro al entrar al local es a Juan Pedro Hernández, el hijo del juez de paz, Juan Hernández Vinagre, que tanto me animó para que fuera periodista, porque periodista era él en sus años mozos, allá por 1927, al ser uno de los creadores del periódico “El Brocense”.
Tras unas cervezas, el personal se reencuentra y saluda. Hay tiempo para los viejos tiempos. Se cuenta uno sus aventuras por este valle de lágrima. Comienza la comilona, a base de entremeses con jamón, chorizo, lomo y queso, Era como una boda. Alguien grita. ¡Viva los novios! Y otro le responde, que se besen, que se besen… La fiesta continuaba.
Y más recuerdos personales de aquí y de allá, todos compartidos. Son cuatro mesas. Unas 40 personas acudieron a esta “quedada” del Facebook broceño. Y el fin de fiesta comienza con unas canciones de Ceci Rosado, respondida por el vozarrón fuerte y amable de otro de los contertulios. José Luis Clemente, alias “El Torrija”; sí, a mucha honra. Después, visionado de películas hechas con fotos antiguas de gente de Brozas. ¡Qué gozada!
Tras el incidente del mal aparato de Carlos Neila (parece ser que no le funciona muy bien, jejeje). Es que no quería enchufarse y trabajar, se proyectan imágenes antiguas del pueblo, coleccionadas en unos vídeos por Mari Ángeles; por Carlos Neila y dos más de Alejandro Cid, en las que se veía la “catedralina” y el último Viacrucis.
Pero la gente tenia ganas de alegría y de cachondeo. Una orquesta con órgano eléctrico y trompeta, anima le fiesta. En mi mesa estaba el trompetista, al que a partir de ahora yo llamaré Pedro el trompetista; un poco más allá Pedro Morgado, cuyo hermano reside en Canadá y hasta se atreve a leer mis blogs ¡qué habré hecho yo Dios mio para tanto honor!. Y a mi derecha Mauri Coronado, nieto del señor Mauri, el de la calle Palacio, donde vivo y con kl que hice la primera comunión en Las Carmelitas junto a Rufino, otro de los asistentes al encuentro junto a su esposa, una de las hijas del señor Eumenio el cobrador del coche “directo”, con el que siempre me llevaba muy bien. Es en mi pueblerina mesa camilla de la calle Palacio de Brozas donde yo escribo ahora este blog. Termino con Aure Barriga, la de la calle Aldehuela, a la que la cámara de Carlos la coge hablando de política. ¡Uy, qué despiste!
En resumen, casi sin quererlo el cronista oficial de la villa de Brozas ha escrito su crónica y ha reflejado un día cojonudo de fiesta, de comilona, y sobre todo de cariño hacia nuestro pueblo, la villa de Las Brozas.
Y asemejando a lo que dicen los chilenos termino: ¡Viva Brozas, coño!
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