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sábado, 16 de enero de 2021

Fábricas de curtidos en las Brozas del siglo XVIII

 

 


 Cordobán del artista Paco Cejudo


            Vamos a cerrar este ciclo de temas brocenses a finales del siglo XVIII con la divulgación de las fábricas de curtidos que había en la villa, todo ello extraído de los libros que el zaragozano Eugenio Larrea dejó para la posteridad y que ahora nos sirve para conocer algunos detalles históricos de nuestro pueblo.

 

            Cuenta Larrea que, en el año de 1754, la villa de Las Brozas poseía varias fábricas de curtidos, en las que trabajaban las siguientes personas: Alonso Rodríguez Ximenez, Pablo Faxardo, Juan Mexías, Juan Durán Salgado, Francisco Berrocal, Pedro Romero, Juan de Cáceres y Juan de Ortiz. En Alcántara había seis tenerías, dos de ellas sin mucho uso y varias más en la cercana Garrovillas, pero éstas se arruinaron.

 

            Más adelante, Larruga dice textualmente: “Se conservan en esta Villa cinco fábricas no grandes, pues entre todas vienen a fabricar como 2.800 pieles de suela y badanage, y lo demás en cordobanes”.

 

            La badana procede del árabe español y significa piel curtida, suave y fina, de carnero u oveja. El cordobán, palabra de origen mozárabe, es la piel curtida de cabra o macho cabrío, de gran calidad, preparada, generalmente con los taninos de la planta de zumaque y de esta piel se elaboraban cueros repujados y policromados. El cordobán procede de la ciudad de Córdoba, en tiempos árabes que era famosa por sus curtidos que servían para las elegantes monturas de caballos o encuadernaciones de libros. Otra variedad de cordobán es a la piel curtida de potro que se utiliza en la elaboración de zapatos de lujo, fundamentalmente de hombre

 

            El autor realizó un estudio en 1788 que fue el resumen de las tenerías que había en la provincia de Extremadura. En Brozas había cinco, que daban trabajo a 12 personas y fabricaban 300 suelas, 2.200 cordobanes y 300 badanas. También cita las tenerías que había en algunos pueblos cercanos como Alcántara, con cuatro fábricas y ocho trabajadores y en Salorino cuatro tenerías, con cuatro profesionales. Garrovillas llegó a tener 10 fábricas, con 68 trabajadores y que fabricaban 10.300 suelas, 3.450 cordobanes, 1.500 badanas y 860 becerros.

 

            Pese a la buena labor que desarrollaban en Brozas los curtidores tuvieron un grave problema económico con los impuestos que les imponían, pues como cita Larruga: “Con el motivo de haber incluido a estos fabricantes en el cabezón de alcabalas y cientos (un impuesto creado en España en 1629), que en la expresada Villa de Brozas se había executado por los repartidores, repartiéndoles una porción crecida de maravedises a cada uno de ellos, por razón de las ventas que celebraban de los curtidos que en sus fábricas hacían recurrieron ante el Gobernador Capitán de guerra de dicha Villa, pidiendo que atención a los Reales Decretos de 24 de junio de 1752 y de 6 de marzo de 1753, no se les repartiese ni precisase a pagar porción alguna por lo que respectaba a alcabalas y cientos de las primeras ventas que hacían de los curtidos de sus fábricas y manufacturas. Se dio traslado al Síndico Procurador de esta pretensión, quien se opuso a la sentada pretensión, fundándose en que los referidos fabricantes eran de exercicio zapateros, y que, por la maniobra de su oficio, no vendían el curtido ni por mayor… El Gobernador proveyó que no había lugar a lo que pedían.

 




            Ya solamente me queda decir que, tras escribir esta crónica, recuerdo algunos de mis viajes a Marrakech, ciudad de la que tengo publicada una guía turística, y en la que hay unas tenerías que se muestran a los turistas, a los que entregan unas ramas de meta que huelen bien para tapar el mal olor que se sufre allí. Sin duda, la labor de los trabajadores es ingrata, pero el resultado final magnífico por la gran cantidad de pieles curtidas que de allí salen. Este lugar nada tiene que ver con el lujoso hotel de la Mamounia, donde tuve el gusto de pernoctar.  Para saber algo más: EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO (cronistasoficiales.com)




viernes, 15 de enero de 2021

Los telares de Brozas en el siglo XVIII

 



 

            Días pasados escribí una crónica sobre una mina de oro en Brozas que ha tenido mucho éxito y sé que se ha hablado de él en diversos corrillos del pueblo, a pesar de la pandemia.

 

            Ahora, de ese mismo libro, “Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de España, con inclusión de los reales decretos, ordenes, cedulas, aranceles y ordenanzas expedidas para su gobierno y fomento”, del zaragozano Eugenio Larruga, que hizo un análisis de la España del siglo XVIII, entresaco unas notas sobre los telares y los curtidores que había en la villa de Brozas y que formaban una pequeña industria artesanal…

 

            Lo primero que hace Larruga es informar que en 1778 se formó la relación por partidos de los telares de lana que había en la provincia de Extremadura; en Brozas había ocho y añade: “En varios de estos telares no se trabaja de continuo: son de paños ordinarios para el consumo de los vecinos. Solo en Brozas donde se fabrican los paños de dos tercias de ancho, hay paños de lana fina, que vale la vara de quince a veinte reales”. (La vara castellana o vara de Burgos, de 0,835905 metros, tres veces el pie castellano, de 0,278635 metros).

 




Telar antiguo en Orellana la Vieja (Badajoz)



            En Brozas había una fábrica que daba trabajo a seis personas y producía unas 40.200 varas al año, mientras que, en el partido de Cáceres, concretamente en Garrovillas, había una fábrica con ocho telares con 19 trabajadores y una producción de 100.600 varas anuales. De los ocho telares, cuatro se dedicaban a tejer las telas sayal de los religiosos franciscanos, a cargo de José Baquero, vecino de Béjar. En cambio, “los paños que se fabrican en estos telares de Brozas, se dice ser entre pardo y blanco, sin expresar su anchura”.

 

            En su memoria sobre estas industrias, Larruga informa que “en Brozas se tejen algunos lienzos caseros para el surtimiento de sus vecinos.  Casi todo el año están parados y así es poca la lencería que trabajan”. En 1777 aumentaron dos telares más. Los telares trabajaban con lino del pueblo y también con el que se compraba de fuera. Y el informe termina: “Esta fábrica, por sus circunstancias, podría promoverse con esperanza de que prosperase”.

 

            Más adelante el mismo autor realiza un informe resu8ment de los telares de lino y estopa y gentes que se ocupan de ellos. Así en Brozas, hubo 17 telares con 17 trabajadores; en Alcántara, solo dos y dos personas trabajando; pero asombra por su número los 30 telares de Casar de Cáceres y los 22 de Garrovillas.

 

            Por último, cabe mencionar que era el pueblo pacense de Jerez de los Caballeros y dos de sus aldeas (Valle de Santa Ana y Matamoros) donde más telares hubo en Extremadura, concretamente un total de 187 que producían lino y estameña (un tejido sencillo de lana), con mezcla de lana, lino y estopa para hacer colchas y cotonías, una tela rústica y fuerte de lino o cáñamo.

 

            Como conclusiones generales, Larruga escribe que, a finales del siglo XVIII, Extremadura contaba con 365 pueblos, divididos en ocho partidos, de los que informa solo de los que tienen telares, trabajando en muchos de ellos mujeres y producían telas de lino y estopa, materia que producían en los propios pueblos y para uso de sus habitantes, desconociendo, en gran parte, el ancho de las telas.

lunes, 11 de enero de 2021

Mina de oro en Brozas 2

 



 

            El artículo sobre la mina de oro en Brozas ha levantado curiosidad y lo han leído y se han interesado por él más de 420 personas. Ahora, antes de continuar con la segunda parte, hay que hacer una importante aclaración: El Arroyo del Gato no está en Brozas, sino en Membrío.

 

            Esta información me la acaba de dar Fernando López Lumbreras, técnico superior en Gestión de Recursos Naturales, guía de naturaleza y guarda de la charca y de la piscifactoría en Brozas, quien junto a su hermano Arturo hicieron una ruta por la Cañada Real de Gata que pasa por una finca que se llama El Gato. El Arroyo del Gato nace cerca de Membrío, y junto con la Rivera de Zamores forman el Arroyo de Membrío que desemboca en el río Salor a la altura de la finca de Las Orinosas.

Picar el mapa adjunto y agrandarlo:

 






            Veamos la segunda parte de la historia. Eugenio Larruga, añade en su libro lo siguiente: “Ya en el año de 1746 solicitó licencia don Josef Medrano, vecino de la misma villa (de Las Brozas), para beneficiar las minas de oro en las riberas del Salor. Entonces pidió el Consejo al Gobernador de Alcántara informe para saber si era de buena calidad esta mina. Respondió el Gobernador que Medrano era pobre y sin caudales algunos, y que solo se mantenía de algunas limosnas y de los cortos emolumentos que le tendía el oficio de Escribano, siendo de dictamen que su pobreza había sido causa de maquinar el hallazgo de estas minas”.

 

            Y ya, por último, se informa de cómo Eugenio Larruga veía a Brozas a finales del siglo XVIII: “Brozas, villa del partido de Alcántara, está situada sobre una loma suave y dilatada, pero como la mayor parte de él, consiste en dehesas que ocupa el ganado merino, apenas tienen los vecinos las suficientes tierras para los frutos de primera necesidad: los más principales son centeno, vino bueno, y algunas hortalizas. Tiene grandes dehesas para el ganado merino. Tiene una Iglesia Parroquial, y un Convento de Frayles. Pasa de mil vecinos (lo que supondría algo más de 4.000 habitantes, una importante población para la época) y muchos pozos en las casas, y una charca junto al lugar que los provee de tencas. Es de señorío, de orden militar, y se gobierna por Alcalde mayor realengo. Es célebre por haber sido patria del Brocense, Príncipe de los gramáticos, y uno de los mayores humanistas y sabios de su tiempo, más celebrado todavía de los extranjeros, que de nosotros”.

domingo, 10 de enero de 2021

Mina de oro en Brozas


 


            Días pasados, leyendo el artículo del profesor de la Universidad de Extremadura Miguel Ángel Melón sobre los mercados y ferias de Extremadura, y del que extracté un poco sobre la villa de Las Brozas, me encuentro que cita la obra “Memorias políticas y económicas sobre los Frutos, Comercio, Fábricas y Minas de España, del economista Eugenio Larruga Boneta (Zaragoza, 1747 – Madrid, 1803). El título completo es Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de España con inclusión de los reales decretos, órdenes, cédulas, aranceles y ordenanzas expedidas para su gobierno y fomento. Madrid, imprenta de Benito Cano, 1787-1800, 45 tomos en cuarto, publicándose los trabajos de las dos Castillas, Extremadura y Galicia. La obra era inmensa.

 

            ¿Y uno se preguntará qué tiene esto que ver con la villa cacereña de Las Brozas? Vamos a verlo. En el año de 1795, Larruga publica en Madrid, con licencia de don Antonio Espinosa, el tomo 35 de su magna obra dedicada a las producciones, minas, ríos, comercio, manufacturas de lanas, seda, curtidos, sombreros, loza, lino, cáñamo y otras de la Provincia de Salamanca. Situación, extensión, historia, gobierno, población y minas de la de Extremadura. Y aquí viene lo bueno: Documenta una mina de oro en Brozas.

 

            Veamos el texto completo de Eugenio Larruga: “En el término de Brozas se cree haber mineral de oro. En el año de 1765 dio cuenta a la Junta de Minas Manuel Rubio, platero, que en algunas ocasiones se le había llevado a vender granos de oro por un pastor, quien le había asegurado haberlos encontrado en el Arroyo del Gato. No hay otro fundamento para poder afirmar si es cierta la existencia del tal mineral. Con este motivo hubo quien aseguró que el oro lo sacaba de una bocamina que se encontraba a la orilla del Salor, cuyo terreno es casi colorado”.

 

            He preguntado a varios broceños si conocían el Arroyo del Gato y lo desconocen, pero uno de ellos me dijo que hay un olivar al que llaman del Gato, que está detrás del embalse de beber, por Greña y el Cordel de Merinas. Sí hay un Regato del Jatoqueo, por la finca de la Patillina y la Brava, al sur del término municipal y que surge de una fuente y va a desaguar al Salor.

Para ver más grande el mapa, pica sobre él:




viernes, 8 de enero de 2021

La feria de Las Brozas a finales del siglo XVIII

 





 

            En estos días de pandemia y frío y para recrearse uno lee, a través del ordenador temas de su localidad que, por ser cronista oficial de la villa de Las Brozas siempre me han interesado. En esta ocasión encontré un interesante artículo de Miguel Ángel Melón publicado en la Revista de Estudios Extremeños (Tomo LXXII, del año 2016) titulado: “Datos para el estudio de las ferias y mercados de Extremadura en la Edad Moderna”.

 

            En su introducción, el autor, usando palabras de Pedro Rodríguez Campomanes, Extremadura era (y sigue siendo) “aquel territorio periférico y situado frente a un reino enemigo y segregado de la Corona”, aunque desde la entrada en la Unión Europea, cada vez más hay un mayor acercamiento entre nuestra región y Portugal. De hecho, este año pasado, los portugueses fueron los turistas extranjeros que más viajaron a nuestros destinos, según una información de la Dirección General de Turismo, y las actividades económicas con el país vecino nos unen cada vez más.

 

            En este caso concreto, Melón estudia las ferias largas y cortas, así como los mercados anuales y semanales o los exclusivos mercados de cerda, sin olvidarse de las ferias y mercados de las ciudades cercanas a la Raya de Portugal, como Penamacor, Idanha-a-Nova, Castelo Branco, Nisa, Castelo Vide o Portalegre pegando a la provincia de Cáceres. También da a conocer la feria de Brozas y de las vecinas Alcántara, Garrovillas de Alconétar y Arroyo del Puerco (hoy Arroyo de la Luz).

 

El Rodeo de Brozas en 1925. Foto Herminio Torres


            Miguel Ángel Melón sigue las pautas del economista aragonés Eugenio Larruga Boneta, quien afirma que “En Brozas la feria comenzaba el 25 de abril y se prolongaba dos días más; acudían mercaderes de las ciudades y pueblos circunvecinos, traperos, cabestreros, maestros de prima, lenceros, caldereros, libreros, buhoneros, y personas con madera y otras con diferentes géneros y caballerías, y algunos plateros de la ciudad de Córdoba”. En el cercano pueblo de Alcántara se producían objetos de platas y de cobre y en el de Garrovillas se elaboraban paños y calzados, por lo que se supone que se venderían estos productos en nuestra feria junto a los otros

 



            Por otra parte, “los vecinos de Brozas ignoraban si la celebración de la feria era por privilegio o costumbre, a causa de haberse quemado los papeles de dicha Villa, en la quema y saqueo que padeció en el año de 1706” por parte de las tropas del Archiduque Carlos de Austria, aspirante al trono de España en su lucha contra el francés Felipe de Anjou, nieto del rey Luis XIV que sería Felipe V, introduciendo en nuestro país la dinastía Borbón. Las tropas que auxiliaban al aspirante austriaco arrasaron la villa desde el 4 al 7 de abril de 1706.