miércoles, 7 de octubre de 2020

Patón y El Brocense.

 


 


            Acabo de recibir un enorme libro de 828 páginas que son las actas del XLV Congreso de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO), celebrado en Baeza (Jaén) del 4 al 6 de octubre de 2019. Mi ponencia se titulaba “Baeza, en la Biblioteca Nacional de España”, donde hay cerca de 150 documentos fechados entre los años 1201 y 1955.  El más antiguo, es una Biblia en latín, datada en el siglo XIII.



Foto: Miguel Castro Muñiz 

            Sin embargo, la que más me interesó fue la ponencia de Clemente Plaza, cronista de Villanueva de los Infantes, titulada “Bartolomé Jiménez Patón en la Casa de los Estudios de Villanueva de los Infantes y su relación con Baeza”. La razón de ese interés se debe a tres cuestiones: Uno, haber sido nombrado recientemente miembro de la junta rectora de la Universidad Libre de Infantes, sustituyendo a un brocense consorte, Vicente Arias, recientemente fallecido; estudiar la figura de su paisano el gramático del siglo XVII, Bartolomé Jiménez Patón, discípulo de mi paisano Francisco Sánchez de las Brozas y el tercero fue la organización conjunta, entre Arias y un servidor, de un homenaje, en octubre de 2016, en la villa de Las Brozas a El Brocense y a Patón, al que acudió la junta rectora en pleno de la Universidad Libre de Infantes.

 

            En su ponencia Plaza escribe: “Se observan tres características definitorias (de Bartolomé Jiménez Patón) en su obra filológica: su concepción de la lengua supeditada al uso, su propósito didáctico y la influencia de El Brocense (1523 – 1600)... En la línea de su concepción lingüística, publica la “Eloqvencia española en arte”, un manual de Retórica en español, donde trata, exclusivamente, la elocución y la acción. Completa los contenidos de la Eloqvencia con el “Perfecto predicador”, centrado en la oratoria sagrada, y con un manual sobre dialéctica que nunca llegó a ver a luz: “Instrumento necesario para el conoçimiento de las ciencias”. Se trata de una traducción de dos obras de El Brocense: “De nonnullis Porphirii aliorumque in dialéctica erroribus” (Miguel Serrano Vargas, Salamanca, 1588) y la sección dedicada a la dialéctica del “Organum dialecticum et rhetoricum”, publicada por el mismo editor y el mismo año de 1588.

 

            Completa esta pequeña reseña de la vida y obra de Patón unas referencias tomadas de Rafael María Ruiz Rodríguez, secretario general de la Universidad Libre de Infantes, sobre las relaciones de este gramático de su amistad con Lope de Vega y también con Francisco de Quevedo, éste fallecido el 8 de septiembre de 1645 en una celda del convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes, celda que he tenido la ocasión de conocer y visitar en varias ocasiones en soledad imbuyéndome de la personalidad de este escritor del Siglo de Oro español, y del que tuve oportunidad de dar una pregón, hace años,  en el patio de este convento titulado “De cómo don Francisco de Quevedo fue discípulo de don Francisco Sánchez de las Brozas.

 


            Rafael María Ruiz, como secretario general de la Universidad Libre de Infantes, fue la autoridad académica que inauguró la placa en la fachada de la casa en la que Bartolomé Jiménez Patón vivió en Villanueva de los Infantes, placa que fue una idea de mi medio paisano el doctor Vicente Arias, y a cuyo acto, en agosto de 2017, tuve el gusto de asistir, a pesar de mi reciente operación de rodilla y andar con muletas, pero todo fue muy bien por estar cerca de estos personajes y el interesante Campo de Montiel, ya que tuve que impartir una conferencia sobre el turismo en esta conocida comarca de la Mancha.

 



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