jueves, 4 de abril de 2019

Asombrosas aportaciones en el Congreso de Hernán Cortés


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            He tenido la gran oportunidad de estar presente en el Congreso Internacional que sobre Hernán Cortes se ha inaugurado hoy en su villa natal de Medellín por el alcalde de la localidad, el presidente de la Asociación Histórica Metellinense, el  director académico de la Fundación Europea e Iberoamericana de Yuste, un delegado de la embajada de México en España y un descendiente directo del Marqués de Oaxaca. Magnífica representación, pero triste porque ni el Gobierno de España o el Gobierno de México han rendido un homenaje a uno de los hombres más importantes de la historia universal y padre de la patria mexicana.

            El primer tema asombroso fue en la conferencia inaugural del profesor Christian Duverger, el hombre que más sabe sobre la figura d Hernán Cortes en la actualidad, cuando ha dicho que el libro “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, de Bernal Díaz del Castillo no es obra de este cronista y soldado, sino del propio Hernán Cortés, quien al final de su vida se convirtió en escritor de su epopeya. Y lo argumenta con un amplio discurso que se ve reflejado en la obra del propio Duverger, de la que he tenido el honor de que me la firmara, titulada “Crónica de la eternidad”, publicada por Taurus en España en 2013, y de la que el periódico El País dice que es “una bomba en las tranquilas aguas de la historia de la literatura en español” y se hace la pregunta “¿Fue Hernán Cortés el verdadero autor de la gran crónica de la conquista de México?”. Merece la pena leerlo.

            El segundo tema polémico por quien lo dijo fue el estudioso mexicano profesor Rodrigo Martínez Baracs en su ponencia “Perspectivas de estudios de la Conquista de México”. “Fue Diego Velázquez quien reprochó a Cortes la matanza de Cholula y nos los jefes mexicanos, que se resignaron ante tal pérdida, La razón es que los españoles estaban enfrentados entre sí y por eso acusaban a Hernán Cortés de los españoles que conquistaron México eran despiadados y lo que de verdad hicieron fue liberar a algunas tribus indígenas de los ataques de otros pueblos indígenas más fieros y fuertes. Esto es lo que se enseña en las escuelas mexicanas, un esquema que se sigue enseñando; por eso los historiadores han de buscar la verdad, con sus luces y sus sombras y no sólo poner el acento en las sombras, de ahí que el historiador, sea español, mexicano o extranjero ha de tener sentido común y tratar el hecho de la conquista de México bajo la visión de la imparcialidad y así se pueda hacer justicia a los conquistadores de México”. Fue la persona que tuvo el mayor aplauso del público asistente.

            Durante el congreso habrá 16 ponentes y unos 40 comunicantes Fui el primer comunicante de la mesa 1B, titulada “El jefe de Hernán Cortés”.



Ese es el resumen como cronista oficial de la villa de Las Brozas

Hernán Cortes tuvo como jefe en la isla de la Hispaniola, que hoy conforman dos estados, Haití y la República Dominicana, al brocense Nicolás de Ovando, que fue de 1502 a 1509 gobernador de las Indias, elegido por Isabel la Católica, en sustitución de Cristóbal Colón, que era un magnífico navegante, pero un pésimo conductor de hombres.

            Cortes no fue en la expedición de Ovando que salió en 1502 con 2.500 hombres, por un incidente con una mujer casada en Sevilla, ya que al saltar una pared se rompió una pierna y tuvo que esperar. Sí fueron en esa expedición hombres que después alcanzarían la fama, como su primo, el trujillano Francisco Pizarro.

En el año de 1504 pasó a las Indias y se estableció como primer escribano y terrateniente en Azua de Compostela, en la isla de La Hispaniola (República Dominicana), de donde era gobernador desde dos años antes el brocense Nicolás de Ovando. Aquí fue donde se forjó como agricultor y como hombre de la administración como funcionario de la colonia y la buena gobernanza hasta que en 1511 se enroló como secretario de Diego Velázquez de Cuéllar, para la conquista de la cercana isla de Cuba.

            La villa dominicana de Azua se fundó en tiempos del gobernador Nicolás de Ovando, concretamente en 1504 por el adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, en un terreno que era propiedad de un español llamado Pedro Gallego, natural de Santiago de Compostela, de ahí el primer nombre. Tres años más tarde, en 1507 la Virgen de los Remedios es elegida como Patrona de la villa.

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