Y
vamos a por la tercera crónica y tratar el tema de las primeras letras en Extremadura
a finales de la Edad Moderna. Carmen Solano y Agustín Vivas dicen en este apartado
que “los gobiernos ilustrados relacionaban la instrucción con la posibilidad
de controlar mejor a las clases populares”.
Así
los partidos extremeños con mayor número de escuelas primarias finales del
siglo XVIII eran Badajoz, Cáceres y Llerena, seguidos por Alcántara y Trujillo
y después por los de Coria y Plasencia. Lo que se hacía en estas escuelas de
educación primaria era enseñar a los niños y a las niñas lectura, escritura y
aritmética, además de enseñarles doctrina cristiana, aparatarlos de las calles
y de los malos hábitos y así hacerles ciudadanos responsables para el mejor desarrollo
en su vida adulta.
En
toda Extremadura había 133 escuelas, de las que 77 eran mixtas y 56 de niñas.
En el partido de Alcántara, un total de 18, de las que 15 eran mixtas y 3 de
niñas. Además de los 38 pueblos de la comarca sólo había dos que no tenían
escuela femenina. La mayor parte de las maestras que enseñaban a las niñas se
mantenían de lo que les pagaban los padres: Dos reales al mes, media fanega de
trigo al año, o en Madroñera, 1 real al mes por leer, 2 por escribir, 3 por contar
y cada 15 días un pan
Pero
Brozas tenía una particularidad que reseñamos a continuación: En Brozas, de
forma excepcional, la escuela masculina carecía de dotación, mientras que la de
niñas, fundada con la aprobación del Consejo de la Órdenes, recibía una dotación
considerable y totalmente anómala, pues se pagaba de las rentas de las ermitas
de Nuestra Señora de Villar del Ciervo, Santa Ana y San Pedro que se mandaron
extinguir (…) y se le paga a la maestra cada mes cien reales (es decir un total
anual de 1.200 reales).
El
destino vital de una mujer a finales del siglo XVIII era esencialmente ser madre
de familia y sus labores diarias consistían en cuidar de su familia, educar a
sus hijos, mantener la casa limpia y en orden, preparar los alimentos, coser,
tejer o bordar, por lo que por entonces no se consideraba que esas tareas requirieran
el aprendizaje de la lectura y de escritura y mucho menos de la aritmética. Por
eso había más interés en la educación de los chicos, de ahí que las autoridades
de Brozas de aquella época informaran en el interrogatorio de la Real Audiencia
de Extremadura lo siguiente: “… sería conveniente que lo asignado a las
maestras de niñas se suministrase a los maestros de primeras letras de los niños
(que duraba cuatro o cinco años) como más importante y de común utilidad esta
enseñanza…”
Y
ya para terminar de mi ponencia “Las Brozas hace 200 años” presentada en
1989 los Coloquios Históricos de Extremadura, que se celebran en el mes de septiembre
en Trujillo, añado lo siguiente: Había
una escuela de niñas, a cuya maestra se le pagaban de las rentas de las ermitas
rurales, ya profanadas, de Nuestra Señora del Villar del Ciervo, Santa Ana y San
Pedro. Había otra escuela de niños cuyo maestro había sido pastor, soldado y
había estado en presidio. Cobraba lo que le pagaban los padres de los niños. También
había enseñanza de Gramática Latina, que era pagada por sus alumnos y el alcalde
proponía al preceptor de Gramática se le ayudara a costa del fondo del pósito.
Quien
quiera saber más sobre el Interrogatorio de Brozas de 1791 para la Real Audiencia
de Extremadura puede picar este enlace: https://chdetrujillo.com/las-brozas-hace-200-anos/
Gracias Francisco.
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