jueves, 16 de abril de 2020

Mis recuerdos de Brasilia


            Ahora que está uno confinado bajo cuatro paredes, echa a volar su imaginación 40 años atrás y me voy volando a… Brasilia. Todo ello me viene la memoria porque acabo de ojear el suplemento cultural del periódico ABC del viernes 10 de abril de 2020 en el que en sus páginas centrales dedica un amplio reportaje titulado “Brasilia, el sesentón herido de muerte”.








            Yo era el más joven del grupo de la Embajada Turística Balear de 1979, aquel viaje fue mi primera salida al extranjero por tres países iberoamericanos: Venezuela, Argentina y Brasil. Fue una invitación personal de Gabriel Barceló el dueño y fundador de Viajes Barceló. El viaje duró prácticamente todo el mes de octubre de ese año. En Brasil pasé por Tres Fronteras, en las cataratas de Iguazú, junto a Argentina y Paraguay; en Sao Paulo, Brasilia y Río de Janeiro, desde donde ya volamos a Palma de Mallorca, vía Madrid.




            Tras por Venezuela y visitar la tumba de Simón Bolívar, en Caracas; las bellezas de las cataratas de Iguazú, en el lado argentino, o la bellísima ciudad de Río de Janeiro, recalamos en Brasilia. El guía nos lleva ver el novísimo del edificio Congreso Nacional de Brasil, construido en 1960 y uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Fue mi primera entrada en un Parlamento, la sede de la soberanía popular, obra del famoso arquitecto Óscar Niemeyer diseñador también de todo el urbanismo de la ciudad. Después he tenido la oportunidad de este en otros como el de Hungría, donde discutí con el guía por exaltar a los asesinos de ETA y considerarlos soldados al servicio de un imposible Estado Vasco; en el del Reino Unido, con sus famosos asientos corridos de color verde, y que para algunos es el primer Parlamento del mundo, cuando en realidad el primero fueron las Cortes Leonesas de 1188, por mucho que lo discutan los estirados ingleses, y que la UNESCO reconoce a León, como la Cuna del Parlamentarismo mundial. Obviamente, no quiero olvidarme de la visita que hice a la sede de las Cortes españolas, cuando me realicé una visita individual, invitado por mi amigo extremeño José Manuel Rastrollo, funcionario de las Cortes y posteriormente jefe de prensa del Senado. Del edificio del Congreso de Brasil me llevé un gratísimo recuerdo. Cierro los ojos y aún veo cómo un parlamentario brasileño exponía ante nosotros el tema del día y era escuchado con atención por sus compañeros de escaños.





            Dos recuerdos más: Al día siguiente de la visita al Parlamento brasileño me decidí a conocer la ciudad yo sólo, una ciudad que tiene forma de avión, pero que en su núcleo central (la cabina del avión) está la Plaza de los Tres Poderes, pero lo que aún me llamó poderosamente la atención fue su singular catedral, la de Nuestra Señora Aparecida, la Patrona de Brasil, edificada en 1970 solo nueve años antes de que yo la visitara, y diseñada por el arquitecto de la nueva ciudad, Óscar Niemeyer. Sé que tengo fotos (diapositivas), pero una vez más este confinamiento no me permite colocarlas aquí. Una visita que me llenó de orgullo fue esa visita porque, tras entrar en su acristalado interior, me dijeron que las campanas fueron un regalo de España, con nombres tan singulares como la Pinta, la Niña y la Santa María. La cuarta lleva el nombre de la Patrona de España: La Virgen del Pilar.



            Cuando regresaba hacia el hotel entablé con una joven universitaria, que me llevó hasta su Facultad, para presentarme a sus amigos, con los que tomé una cerveza y, a lo lejos, vimos un coche oficial donde se desplazaba el entonces jefe del Estado, el general Joao Baptista Figueirido, que rigió los destinos de este país-continente desde marzo de 1979 hasta marzo de 1985.



            He tenido oportunidad de ir cuatro veces más a Brasil: Dos a la ciudad de Florianópolis, en Santa Catarina, al sur para un certamen internacional de cine turístico, del que formaba parte del jurado; una a Natal, en Río Grande del Norte, la ciudad más cercana al continente africano, con sus preciosas zonas playeras y sus dunas, y el año pasado, en julio de 2019, a Guarapuava, a las cataratas de Iguazú, y a la capital del estado de Paraná, Cutubia… pero esas son otras historias.


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