Es de noche, a altas horas de la madrugada, y el cielo está limpio. Es una gozada salir a la terraza de mi casa en Brozas y escuchar los sonidos de la noche. Es un espectáculo único. La luna está en cuarto creciente, hacia el sur; hacia el norte en posición contraria, las estrellas tililean sobre una bóveda celeste límpida y agradable. No estamos en una gran ciudad, sino en un pueblo de Extremadura.
Los grillos y las ranas anuncian en un territorio limpio, sin contaminar. El alma se encuentra en paz y esa misma paz interior hace que los oídos del espíritu captan todo lo que hay alrededor. Bien merece la pena haber pasado allí unos minutos de silencio. El alma se hace más grande.
Los grillos y las ranas anuncian en un territorio limpio, sin contaminar. El alma se encuentra en paz y esa misma paz interior hace que los oídos del espíritu captan todo lo que hay alrededor. Bien merece la pena haber pasado allí unos minutos de silencio. El alma se hace más grande.
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