La Unión de Bibliófilos Extremeños, UEX, presidida por Matilde Muro Castillo, me hace llegar dos nuevos números de la colección “La Besana”, que edita esta asociación en colaboración con la Diputación de Badajoz. Se trata de dos volúmenes (III y IV) en los que los autores Carmen Solano Macías y Agustín Vivas Moreno nos ofrecen un estudio inédito titulado “La enseñanza femenina en Extremadura a finales del siglo XVIII a través del interrogatorio de la Real Audiencia”.
Esta
obra se terminó de imprimir el día 16 de junio de 2024, festividad de Santa Julita,
mártir, venerada en Villanueva de la Sierra (Cáceres). Se tiran 500 ejemplares
numerados. La edición se ha puesto al cuidado la imprenta de la Diputación de
Badajoz. El ejemplar que recibo es el número 339.
La
Unión de Bibliófilos Extremeños se creó en el Hogar Extremeño de Madrid, en la Gran
Vía, 59, hace unas décadas y tengo el honor de haber sido uno de sus
fundadores.
Y
entramos en materia de lo que escriben los autores: “A finales del siglo
XVIII, Extremadura estaba constituida como una provincia y dividida en partidos
o distritos: Alcántara, Badajoz, Cáceres, Coria, Llerena, Mérida, Plasencia, La
Serena y Trujillo. Resulta que la administración de justicia de la
provincia de Extremadura dependía de las chancillerías de Valladolid (al norte
del río Tajo) y a la de Granada (al sur), lo que suponía un grave trastorno para
los habitantes de nuestra región y al no poder pagar los enormes gastos renunciaban
a la defensa de sus derechos en una zona fronteriza con Portugal, lugar de
contrabando, escaramuzas y guerras.
Ante esto, “en 1775, cuatro ciudades extremeñas con voto en Cortes (Badajoz, Mérida, Plasencia y Alcántara) elevaron al Consejo de Castilla una queja por los inconvenientes que suponía para la población extremeña esta situación. A esta petición se unieron los informes del Capitán General y del Intendente de la provincia de Extremadura”. La Real Audiencia se creó por una pragmática del rey Carlos IV el 30 de mayo de 1790. Se ubicó en la villa de Cáceres en el edifico que antes había sido el Hospital de la Piedad y se inauguró con una solemne ceremonia el 27 de abril de 1791. Hoy es el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.
La
Real Audiencia tenía varias autoridades, comandadas por el regente que era el
asturiano Arias Antonio Mon y Velarde (1740-1811), visitador del Partido de Cáceres,
quien llego a ser decano del Consejo de Castilla; el fiscal de lo civil y criminal
era el Conde de la Concepción, visitador del partido de Mérida, a los que había
que añadir cuatro oidores, que eran las autoridades que escuchaban a las partes
en un proceso judicial y cuatro alcaldes del crimen, siendo uno de ellos José
Antonio Palacio, visitador del Partido de Alcántara. Los alcaldes del crimen
eran jueces superiores en materia criminal que formaban parte de las salas del
crimen en las Audiencias y Chancillerías de España y sus colonias americanas,
con competencias en justicia, gobierno y policía.
El
discurso de la apertura oficial de la Real Audiencia de Extremadura corrió a
cargo del jurista y poeta extremeño Juan Meléndez Valdés, (Ribera del Fresno,
11 de marzo de 1754-Montpellier, Francia, 24 de mayo de 1817), quien se sintió muy
ilusionado con la apertura de la nueva institución regional.
En
otra crónica trataremos del desarrollo de la Real Audiencia de Extremadura, del
interrogatorio en el distrito de Alcántara y su relación con la enseñanza femenina
en nuestra villa de Las Brozas.
Me gusta todo lo que sea historias de Extremadura y de España Carlos Acedo muchas gracias Juan paco
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