Y terminamos con esta tercera crónica las relaciones de Colón con Ovando
El tema de la esclavitud también fue
estudiado. Con la llegada a la isla de Ovando, las relaciones laborales dieron
un giro radical. Siguiendo las primeras instrucciones dadas en Granada el 16 de
septiembre de 1501, puso en libertad a los naturales y anuló los
repartimientos. El nuevo gobernador dispuso que trabajasen voluntariamente a cambio
de un salario, como cualquier otro vasallo. Sin embargo, ellos aprovecharon
para huir al monte, por lo que Ovando informó a la soberana de que era
imposible su conversión si no tenían contacto con los cristianos. La Corona
escuchó lo que le decía el gobernador y por una disposición firmada en Medina
del Campo el 20 de diciembre de 1503 legalizó los repartimientos, una institución
que se convirtió en la base del sistema laboral del Nuevo Mundo. Así, siguiendo
las formas de la Orden Militar de Alcántara, se convirtieron en encomiendas para
“definir la relación laboral exacta entre indígenas y españoles”. Ovando conocía
bien esta institución porque la Orden de Alcántara concedía encomiendas de tierras
a los campesinos que allí habitaban sometidas a la supervisión de los comendadores
de la Orden Militar”.
La nueva autoridad elegida, tras Francisco
de Bobadilla fue el extremeño frey Nicolás de Ovando, que alcanzara el rango de
comendador mayor de la Orden Militar de Alcántara. Los Reyes querían implantar
su autoridad y potenciar la situación económica en la isla de la Española. Fray
Bartolomé de las Casas definió al nuevo gobernador como “un varón prudentísimo
y digno de gobernar mucha gente, pero no indios”.
La jurisdicción de Ovando- escribe Mira
Caballos- abarcaba toda la América conocida salvo las gobernaciones otorgadas a
Alonso de Ojeda (gobernador de la Nueva Andalucía, al norte de Colombia) y
Vicente Yáñez Pinzón, y ejercería poderes tanto de administración como de
justicia en calidad de juez de apelación. Llegó para hacerse cargo de la
gobernación de una isla que era un auténtico desastre, lo cual motivó que sus
poderes fuesen muy amplios. Sus poderes eran casi absolutos, políticos,
económicos militares, y judiciales, y disponía de una amplia plantilla de funcionarios
civiles y militares para ponerlos en prácticas. El extremeño debía someter
militarmente a la isla y dar viabilidad a la colonización. No debía ser
casualidad que los Reyes Católicos eligieran a un alto cargo de una orden
militar, pues todavía a principios del siglo XVI, pocos años después de la
conquista de Granada estas instituciones conservaban su función militar. Todo
estaba bien atado: Nicolás de Ovando se encargaría de la gobernación de las
Indias y Cristóbal Colón de lo que mejor sabía hacer; es decir, de continuar
con los descubrimientos.
La labor de Ovando en la isla de La Española,
hoy República Dominicana y Haití, fue tan importante que llegó a fundar 16
ciudades y villas, entre ellas refundó en 1502 la capital Santo Domingo desde
la margen oriental de río Ozama a la occidental, tras un gravísimo huracán y
donde aún se conserva su palacio convertido en un hotel explotado por una
compañía francesa.
A Ovando le sucedió Diego Colón, el hijo
del descubridor. Consiguió su nombramiento, como gobernador de la Española,
a donde llegó en junio de 1509, aunque nunca gozó de los poderes que había
disfrutado su antecesor frey Nicolás de Ovando. Y aunque se quejó ante el
monarca (Fernando el Católico), éste le reprochó que le dio poderes casi
absolutos al extremeño para restituir el orden, debido al caos reinante en el
virreinato.
La biografía de Colón ha tenido mucha
aceptación y fue presentada en diversas ciudades de Extremadura, con numerosa
asistencia y alcanzado en muy poco tiempo una segunda edición. Felicidades a
Esteban Mira Caballos, especialista en Historia de América.
No hay comentarios:
Publicar un comentario