Mi amigo Rafael Guzmán, uno de los
creadores del Museo del Turismo, y compañero de la junta directiva del Skal
Internacional de Madrid, sabe de mis deseos de conocer la historia de la villa
cacereña de Las Brozas, de la que me honro en ser su cronista oficial. Ahora,
estando en Málaga de vacaciones, me ha hecho llegar, vía correo electrónico,
una página de la revista “El Nuevo Mundo”, del año 1907, en la que se habla de
levantar tres estatuas a tres grandes hombres de nuestra historia: Espronceda,
El Brocense y Vasco Núñez de Balboa.
Busco información en internet sobre
esta publicación y me encuentro lo siguiente:
El Nuevo Mundo fue fundada en 1894 por José del Perojo,
que fue colaborador asiduo de la “La Ilustración española y americana”. Pronto
alcanzó una tirada de 5.000 ejemplares que aumenta sin cesar y alcanza una
cifra récord de 266.000 ejemplares en 1909 por un reportaje fotográfico sobre
el Barranco del Lobo. Representa, junto a “Blanco y negro” o “La Esfera”, un
nuevo tipo de revista de actualidad que recurre a medios como los reporteros
gráficos y la fotografía, de mayor impacto que los grabados utilizados
anteriormente y que representaba “La Ilustración española y americana”, y que
persigue el entretenimiento frente al contenido más erudito de las numerosas
“ilustraciones”. Entre sus colaboradores se cuentan Unamuno y Maeztu. A la
muerte de Perojo, su colaborador Mariano Zavala levantará “Mundo gráfico”, que
terminará por comprar “Nuevo mundo” en 1913.
Y leyendo la página donde sale el
artículo firmado por José Cascales y Muñoz, un historiador, escritor y
periodista de la Generación del 98, natural de Villafranca de los Barros
(Badajoz) y cronista oficial de Extremadura en 1902, me llevo una agradable sorpresa
pues el artículo empieza así: “He aquí
dos extremeños ilustres de quienes nadie se había preocupado, hasta hoy, para
elevarles estatuas ni en la capital de la patria, ni en la ciudad ni en la
villa en la que nacieron”. En cuanto
a Espronceda, este erudito extremeño era biógrafo del escritor y sus estudios
sobre el literato aún siguen vigentes.
La iniciativa de levantar la estatua
a El Brocense se debía a don Santiago Burgos de Orellana, abuelo del actual
Conde de la Encina, Fernando Burgos, al que tuve el gusto de conocer en mis
comienzos de periodista como corresponsal del periódico Hoy, allá por finales
de los años 60. Tuvo el gusto de regalarme una revista “Patria Chica”, que él
fundara y dirigiera, la número 1, con tan mala fortuna para mí, que se la
presté a una periodista del diario ABC, que venía entonces mucho por Brozas,
Isabel Montejano Montero, y nunca me la devolvió. En esta revista había un
artículo de Miguel de Unamuno titulado “Cuando las ranas crían pelo”
Pues bien, la idea de don Santiago
Burgos cuajó en el ilustrado párroco, que muy bien podría ser el Cura Ciego,
don Carlos Mercedes Barriga Barriga, natural de Arroyo de la Luz, que según mi
información vivía en la misma calle que yo, en la Calle Palacio, y también en
el Ayuntamiento. La idea era colocar la estatua en la plaza principal del
pueblo. Hay que decir que la estatua actual
es de mi buen amigo, el escultor de Villanueva de la Serena, Ricardo García
Lozano, a la que considera una de sus obras maestras y cuya biografía está
escribiendo ahora otro buen amigo, Ricardo Hernández Mejías, quien ha estudiado
donde se hallan enterrados los escritores extremeños. En nuestro caso, a El
Brocense se le enterró en el Campo de San Francisco, reconvertido hoy en los Jardines
de San Francisco, de Salamanca, antes huerta del antiguo convento de San Francisco
el Grande.
El autor de las tres estatuas era el
escultor Aurelio Ángel Cabrera Gallardo, profesor titular de las Escuelas
Industriales de Toledo y también arqueólogo, natural de Alburquerque (Badajoz),
fusilado por las tropas nacionales en Toledo el 26 de noviembre de 1936.
Estudió gracias a las ayudas que le hizo el conde de la Torre del Fresno,
persona que da nombre a la capilla del bellísimo Cristo de la Expiración, en el
templo de los Santos Mártires. Su mejor obra es la estatua de Francisco de
Zurbarán enfrente del Ayuntamiento de la ciudad de Badajoz, de 1930.
El monumento a El Brocense era el
más sencillo de los tres. El autor del reportaje escribía: “Por ser la enseñanza la nota más saliente del eximio catedrático de la
Universidad de Salamanca lo ha representado Cabrera en actitud de estar
explicando en el aula. Sobre un pedestal del puro renacimiento español y limpio
de todo adorno, en armonía con la sencillez del maestro, se destaca la estatua
de éste, sentado en un sillón de la época. Con la mano derecha sostiene un libro
abierto y con la izquierda hace ademán de estar hablando”.
En las cuatro caras del pedestal se
leen las inscripciones siguientes:
·
La villa de Brozas a su hijo más ilustre el Dr. D.
Francisco Sánchez Flores.
·
La admiración de los extraños le vengó de las envidias
de los propios. Justo Lipsio le llama el Mercurio y el Apolo de España; Scippio
ve en él un hombre divino y Baillet le proclama Príncipe de los Gramáticos.
·
Brozas, julio 1527 – Salamanca, enero 1601.
En la cara opuesta a la
segunda inscripción van estos versos
·
“Aunque el ingenio y la elocuencia vuestra,
Francisco Sánchez, se me concediera,
por torpe me juzgara y poco diestro
si a querer alabaros me pusiera;
lengua del cielo única y maestra
tiene de ser la que por carrera
de vuestras alabanzas se dilate,
que hacerla humana lengua es disparate”
MIGUEL DE CERVANTES
SAAVEDRA
“La Galatea”, Libro IV,
Canto de Calispe”
El autor de este artículo, José Cascales dice de
Espronceda que es un coloso de la literatura española; de Núñez de Balboa, un
coloso al descubrir el Mar del Sur, el Océano Pacífico y de El Brocense “un coloso en las letras humanas, tan
colosal que, aún hoy, (en 1907) es admirado en el extranjero, y sobre todo en
la cultísima Alemania, en cuyas primeras Universidades sigue sirviendo de texto
su “Minerva seu de causis linguae latinae”.
Que yo sepa, nuestro ilustre paisano tiene en Cáceres dos
estatuas, una en el moderno Instituto “El Brocense”, realizada por el que fuera
mi profesor de dibujo, en el curso 1960-1961, el cántabro Ubaldo Cantos (segundo por la derecha), pues
un servidor estudió primero de bachillerato en el edificio que fue sede de la
Compañía de Jesús, junto a la Iglesia de la Sangre, en la ciudad antigua y el
curso de Preuniversitario en el actual Instituto El Brocense, en la parte nueva
de la ciudad. https://www.hoy.es/v/20100723/sociedad/ubaldo-cantos-mirada-serena-20100723.html
Nuestro ilustre paisano da nombre a la Institución Cultural El Brocense dependiente de la Diputación Provincial y en su edifico de San Francisco, hay otra estatua, ésta más moderna. También tiene calles, además de la principal de la villa de Las Brozas, en Salamanca, Cáceres y Badajoz, además de figurar su nombre por encima del de Santa Teresa de Jesús en la pared posterior de la Real Academia española (de la Lengua). En 1990 vino a Brozas una representación de la Academia comandada por su director don Manuel Alvar, al que tuve el honor de ser su alumno de Periodismo en la clase de gramática española en la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid. Ese mismo día le pregunté al salir de la calle Aldehuela si este pueblo se llama Brozas o la villa de Las Brozas y, con su autoridad me dijo, sin duda alguna “Las Brozas, de ahí que un servidor siempre firme como cronista de Las Brozas, intentando, en la humilde medida como alumno de estos dos grandes de las letras hispanas: Francisco Sánchez de Las Brozas y Manuel Alvar, estudioso del español de América y director de la Real Academia Española.
Nuestro ilustre paisano da nombre a la Institución Cultural El Brocense dependiente de la Diputación Provincial y en su edifico de San Francisco, hay otra estatua, ésta más moderna. También tiene calles, además de la principal de la villa de Las Brozas, en Salamanca, Cáceres y Badajoz, además de figurar su nombre por encima del de Santa Teresa de Jesús en la pared posterior de la Real Academia española (de la Lengua). En 1990 vino a Brozas una representación de la Academia comandada por su director don Manuel Alvar, al que tuve el honor de ser su alumno de Periodismo en la clase de gramática española en la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid. Ese mismo día le pregunté al salir de la calle Aldehuela si este pueblo se llama Brozas o la villa de Las Brozas y, con su autoridad me dijo, sin duda alguna “Las Brozas, de ahí que un servidor siempre firme como cronista de Las Brozas, intentando, en la humilde medida como alumno de estos dos grandes de las letras hispanas: Francisco Sánchez de Las Brozas y Manuel Alvar, estudioso del español de América y director de la Real Academia Española.
Una aclaración. El Brocense nació en 1523 y murió en 1600.
FUNDACIÓN "EL BROCENSE"
Una última proposición: Sugiero crear una fundación para
conmemorar el V Centenario del nacimiento de Francisco Sánchez de las Brozas.
Una fundación local que se ha de ampliar con personalidades brocenses,
comarcales, provinciales, regionales, nacionales europeas e internacionales,
siguiendo la buenas labores realizadas por la Fundación Antonio de Nebrija,
cuya última acción fue la de colocar una placa, por iniciativa de un servidor,
en la calle San Pedro, donde estuvo la casa del ilustre gramático lebrijano autor
de la primera Gramática Castellana. Un servidor ya ha hablado con numerosos
estudiosos de El Brocense, tanto extremeños, como de ámbito nacional e
internacional y todos están dispuestos a apoyar esta idea del gran homenaje
español a Francisco Sánchez de Las Brozas.
Los grandes hombres, son merecedores de ser recordados, en la memoria de sus obras, que debieran servirnos a todos, no solo para presumir de paisano o compatriota, sino, sobre todo, para tratar de imitar su grandeza, contribuyendo todos a un mundo más grande y habitable
ResponderEliminarEsta es la filosofía que debe imperar en nuestra sociedad: Honor a los grandes hombres
ResponderEliminarMe gustaría saber de dónde ha sacado la foto de la inauguración del busto del Brocense en el instituto que lleva su nombre, porque que yo sepa esa foto la tengo yo en mi casa y está publicada en un artículo de mi mujer sobre la estatua del Brocense en Brozas. Quizás cuando se usan imágenes publicadas habría que mencionar, por lo menos, su origen, y más si la obra en las que están insertas está sujeta a derechos de autor y copyright.
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