He tenido el placer de asistir y participar
este fin de semana en la localidad pacense de Zalamea de la Serena en las I
Jornadas dedicadas a Antonio de Nebrija, organizadas por la Diputación de
Badajoz y el Ayuntamiento, en la que se trataron temas de su vida y obra, así
como su estancia en esta localidad de Badajoz, y a la que asistió numeroso
público, entre ellas varios cronistas oficiales de localidades extremeñas y
cordobesas.
Abrió las jornadas el alcalde de Zalamea,
Miguel Ángel Fuentes, quien presentó al coordinador de la mismas el escritor y
autor de la novela “Nebrissen”, Jesús López Gómez, gaditano y residente en Villanueva
de la Serena (Badajoz), quien realizó una exposición sobre la visión que el
autor obtuvo durante el largo período de documentación que necesitó para
adentrarse en la compleja personalidad de Nebrija. Además de destacar los
aspectos más relevantes de la personalidad del gramático, trató otros aspectos
interesantes de su vida, las polémicas en las que se vio envuelto y la convulsa
y apasionante época que le tocó vivir, incluida una visión de la comarca de la
Serena del siglo XVI, los monjes guerreros, la trashumancia y los moriscos de
Benquerencia y Magacela.
La segunda ponencia corrió a cargo de
un servidor como cronista oficial de Las Brozas(Cáceres) donde Antonio de
Nebrija vivió varios años en la casa palacio de su hijo Marcelo de Nebrija, la
única casa que se conserva en la actualidad del gramático. En esta ponencia,
recordé mis tiempos de doctorando en turismo en la universidad madrileña
“Antonio de Nebrija” El tema de mi ponencia fue “El otro Nebrija”, en la que este
humanista, un hombre polifacético, trató numerosas materias de estudio: Poesía,
Teología, Astrología, Botánica, Pedagogía o historiador y estudioso de los
antiguos monumentos romanos de Mérida. Fue uno de los hombres más cultos de su
época y formó parte de la Academia que fundó don Juan de Zúñiga, el último
maestre de la Orden Militar de Alcántara. También fue nombrado cronista real en
1509 por Fernando el Católico
El investigador de este personaje,
Pedro Martín Baños, estudioso de su hijo Marcelo de Nebrija y su vida en la localidad
de Brozas, expuso cómo trató la Inquisición al latinista y gramático. Fue conminado
por esta institución religiosa a entregar los estudios sobre el texto de la
Biblia en que andaba embarcado desde hacía algunos años y a guardar silencio
absoluto sobre esta clase de asuntos, pero Nebrija no elucubraba acerca de
doctrinas teológicas, sino que difería en materias más insignificantes, propias
del oficio que profesaba públicamente; es decir de la fonética de las lenguas
bíblicas, el latín, el griego y el hebreo, y de los errores que cometieron los
copistas medievales.
Por la tarde, Dionisio Martín Nieto,
autor del libro “Antonio de Nebrija y sus
hijos. Relaciones con Extremadura”, presentó junto a José María López Suazo
y Algar, escritor y especialista en la Orden Militar de Alcántara, la ponencia
“Don Juan de Zúñiga, Nebrija y Zalamea de la Serena”, en la que abordaron la
condición de mecenas cultural y artístico del maestre de Alcántara, en cuya
academia destaca el servicio del gramático Antonio de Nebrija durante casi dos
décadas.
La jornada se cerró con una ponencia
paseada y explicada “in situ” del castillo de Arribalavilla, por parte de la
investigadora y cronista oficial de Castuera, María del Carmen Rodríguez del
Pulgar. Junto a este castillo don Juan
de Zúñiga eligió establecer su casa y la Academia de sabios y maestros de los
que quiso rodearse.
Entre los asistentes se encontraban los
cronistas oficiales de Hinojosa del Duque, Luis Romero; de Campanario, Bartolomé
Díaz y el de Quintana de la Serena, Manuel León.
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