Mi amigo el cronista oficial de
Santa Cruz de la Sierra, Francisco Cillán, ha tenido a bien regalarme y dedicarme
su libro “Venta de Santa Cruz de la Sierra, un lugar del alfoz de Trujillo”,
accésit al Premio Alconétar 2013. Lo
hizo en la tarde del 3 de octubre que se acercó en compañía de otros amigos,
como el cronista de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio y Julio Esteban, desde
su lugar de residencia en Puerto de Santa Cruz, hasta la iglesia de Santa María
de Brozas, para acudir a la misa funeral de mi finada madre. ¡Todo un detalle
de amistad y compañerismo!
Cillán cuenta en su interesante
estudio la creación de la población de Santa Cruz, pues entre el risco de Santa
Cruz y el de San Gregorio, de 844 metros de altura, se asienta una acrópolis
prehistórica, donde siglos después llegaron los visigodos y posteriormente los
árabes construyendo el castillo de Sant Aqruy, un lugar donde no alcanzan
ningún pájaro en modo alguno, ni águila, ni ave parecida”, según el geógrafo
cordobés del siglo XI al-Bakri. La localidad fue conquistada a los moros
definitivamente el 28 de agosto de 1234.
En este trabajo, el cronista oficial
narra las causas de la venta de algunos lugares del alfoz de Trujillo, cómo se
constituyó este alfoz, desmembrándose posteriormente, así como la pugna que se
estableció por la compra de Santa Cruz de la Sierra el 6 de julio de 1627, por
parte de don Juan de Chaves y Mendoza, Caballero de la Orden de Santiago y
Oidor en la Audiencia de Granada y Superintendente en Castilla. Durante siglos,
las carcas fiscales de sus nobles propietarios hicieron que sus súbditos se
levantaran contra ellos, solicitando amparo a los Reyes de España.
En Santa Cruz de la Sierra nació el
conquistador Ñuflo de Chaves, fundador de la ciudad boliviana de Santa Cruz de
la Sierra, que con sus cerca de dos millones de habitantes es la capital
económica del país americano. El pueblo cacereño de Santa Cruz no llega hoy a
los 200 habitantes. Sería muy interesante recuperar su antiguo convento de
agustinos, levantado en el siglo XVII, una joya de la arquitectura religiosa, y
reconvertido hoy en un triste establo.
En
la foto, Paco Cillán, agradeciendo en Garrovillas de Alconétar, el accésit concedido
a su estudio sobre Santa Cruz de la Sierra, posteriormente publicado por la Diputación
de Cáceres.
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