En la villa de Las Brozas hay dos
magníficos templos. Nuestra Señora de la Asunción, (más conocida como Santa
María o la “catedralina” por su gran porte) y los Santos Mártires, parroquia que
mandaron levantar en 1495 los Reyes Católicos a partir de la ermita de San
Sebastián y San Fabián).
El párroco de aquella época, don Constantino
Calvo Delgado, un cura que antes de venir de párroco a los Mártires estuvo en
el pueblo hurdano de Nuñomoral, decidió en 1959 ampliar el edificio del templo,
implicando en ello a todo el pueblo, que por entonces contaba con unos 5.500
habitantes. Esta fotografía es de 1959 y ha sido difundida a través de un vídeo
en honor de nuestro centenario más ilustre, don Filiberto García Clemente,
fallecido recientemente por el COVID a la edad de 107 años.
Don Constantino sacaba dinero de
todas partes incluso, como saben los del pueblo montó un cine, llamado “La
Unión” en una propiedad de Adela Burgos, tía de los Balsalobre. Resulta que a
don Constantino la Hacienda de entonces le puso una multa, según le contó en
una entrevista a una periodista amiga mía, pues creía que todo el dinero que
sacaba del cine era para las obras de la iglesia y que no había que pagar impuestos,
Y este local, con el tiempo fue sede de los partidos UCD, PSOE y hasta el lugar
donde empezó a ensayar el conjunto músico-vocal broceño “Los Delfines”
Yo tenía en mi archivo esta foto de un escrito de don
Constantino sugiriendo a los cabezas de familia que aportaran 2.000 pesetas por
cada banco de la iglesia. Me cuenta Julio Lopo que los bancos se hicieron en el
taller de carpintería de su padre y que tuvieron que ir a por la madera de
castaño hasta el Puerto de Béjar. Indudablemente, el matrimonio Manuel Lopo
Molinos y Virginia López Porras hizo una gran labor por la ampliación del
templo parroquial.
El marido, junto a su hijo Julio Lopo López, construyendo
los bancos y arreglando toda la carpintería, incluida la puerta de la sacristía
y las cerchas de madera, que eran las estructuras o armaduras de cubierta que sirvieron de base para la
construcción de arcos y bóvedas del templo. Justo Marchena me cuenta que puso su granito de arena, "pues como aprendiz de carpintero me di la tanda de lijar y se me ponían las manos negras". Las maderas de la puerta de la
sacristía las consiguió Juana Montes tras un viaje a Madrid y recuperar las
puertas del palacio de Duque de Medinaceli (también Duque de Uceda), en la
Plaza de Colón, derribado en agosto de 1964 y donde se encuentran hoy el Centro
de Colón y en la parte superior el prestigioso Club Financiero Génova. La
esposa, Virginia López, una gran mujer tocaba el órgano en la iglesia en los
actos religiosos.
La carta citada es la siguiente: Brozas, febrero de 1967. Muy estimado Sr. y
amigo: Me encuentro otra vez muy apurado económicamente por tener que hacer
frente a unos gastos cuantiosos con motivo de la OPERACIÓN BANCOS para la
Iglesia, que he realizado a fin de dotarla de toda clase de comodidades a favor
de los fieles. ¿No le gustaría a Vd. Ayudarme y hacer un valioso REGALO? Le
sugiero la idea de ADOPTAR UN BANCO A NOMBRE DE VD. Y DE TODA SU FAMILIA. Cada
BANCO importa DOS MIL PESETAS. En la mano del Sacerdote que PIDE vea Vd. la
mano de Jesús que les bendice. Me permito esperar su amable contestación. Afectísimo.
Constantino Calvo.
En la parte baja de la carta había
un añadido, que es el que se reproduce, aunque se ve un poco mal: La familia que suscribe manifiesta a Vd los
mejores sentimientos de afecto en la OPERACIÖN BANCOS y ofrece como REGALO sus
oraciones y la adopción de un BANCO, poniendo a su disposición la cantidad de
DOS MIL pesetas, símbolo de nuestra colaboración y ayuda. Pedimos su bendición
y besamos respetuosamente sus manos. En nombre de todos…”.
Tras publicarse esta crónica Puri Lopo me escribe y me dice: He leído tu articulo y te puedo decir que en aquellos años la carpintería la llevaba mi abuelo Marcelino , junto a sus hijos Manuel y Antonio (mi padre), que fueron los que hicieron los bancos; también tenía algún oficial como Fermín Galán. Me acuerdo ver en la calle uno o dos bancos terminados hasta que los llevaban a la Iglesia.
He de reconocer con sinceridad, que todo aquello que depende de sacerdotes y religiosos, particularmente si son monjas, suele funcionar bastante bien, y suele permanecer en muy buen orden de servicio e higiene.
ResponderEliminarPor tanto, nada me sorprende de lo que cuentas sobre este párroco de Brozas, que con gran celo promovía una actividad cultural, y se propuso arreglar una de las iglesias principales del pueblo, sin tener dinero, pero bastante imaginación para recabarlo.
Que buen párroco don Constantino, en mi casa se le tenía adoración.caso a mis padres, nos bautizo a mis hermanos y a mi, yo hice la primera comunión y tomé la confirmación con el y el obispo de Coria-Caceres y lo peor es que también tuvo que enterrar a mis queridos padres solo con 20 meses de diferencia... Un gran hombre de la Iglesia don "Costa" como le llamábamos. Un abrazo Paco
ResponderEliminarAcabo de leer tu artículo y me viene a laa memoria mi tío Fermin Galán al cual le oí comentar más de una vez que se inició en la profesión en la carpintería de la familia del Sr. Manuel Lopo, de su padre, por edad no le recuerdo. Francisco es un placer leer todos tus artículos y aprender muchas curiosidades de nuestro pueblo, así como recordar a personas queridas que ya no se encuentran entre nosotros. GRACIAS Francisco.
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarHe podido ver a mi maestra de solfeo, Virginia, esposa de Julio Lopo