Archivando
papeles y documentos antiguos me encuentro con un tríptico titulado “Surco
Fecundo” dedicado a la madre Elisea Oliver y que corresponde a junio de
2014 un boletín informativo nº 48 para la causa de canonización de la Sierva de
Dios y que publicaron en Orihuela (Alicante) las Madres Carmelitas con motivo
de las actividades que organicé en Brozas con motivo del I centenario de la
creación del Colegio de las Carmelitas.
Una crónica del acto en este enlace: Crónicas de Las
Brozas: Crónica desde dentro del Centenario de las Madres Carmelitas
(cronistadelasbrozas.blogspot.com)
Y
el folleto editado por las Madres Carmelitas en Orihuela dice lo siguiente:
El
pueblo de Brozas agradece la labor de las Hermanas de la Virgen María del Monte
Carmelo en la Escuela Municipal de Párvulos. Brozas 1 de junio 1914 -2014.
Este
diploma del I Centenario de la fundación de Brozas lo han recibido las Hermanas
que se han hecho presentes en los actos conmemorativos, promovido por el
cronista de la villa D. Francisco Rivero, al que se han sumado sus habitantes, muchos
de los cuales fueron niños a lo largo de los 58 años que las Hermanas
regentaron el colegio situado en la calle de San Pedro.
El
año 1914 la Congregación da un gran salto geográfico: de la zona levantina se
traslada a Brozas, un pueblo extremeño, en la provincia de Cáceres.
Capital
de partido desde finales del siglo XVI hasta el siglo XIX, su situación
geográfica, la amplitud de su término idóneo para la agricultura y para la
ganadería trashumante y su carácter de nudo de comunicaciones en el este
extremeño, convirtió a Brozas en una de las villas más importantes de la
Extremadura moderna. Fruto de su historia ha sido un impresionante patrimonio
histórico-artístico, con importantes monumentos tanto civiles como religiosos.
Sede de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, muestra el norme
castillo-palacio, situado en la cota más alta de la población.
La
fundación a primeros de siglo de un colegio en Brozas, pueblo tan alejado geográficamente
de la sede del gobierno general de la Congregación en Orihuela, puede resultar
extraño en un primer momento, pero los caminos de la Providencia son imprevisibles.
Parece que hubo un encuentro fortuito de una Hermana con una señora de Brozas,
llamada Dña. Lucía Moreno, interesada por la Congregación. Al notificare que
cuidaban enfermos y ancianos y educaban niños, la señora manifestó mucho
interés en que las Hermanas se hiciesen cargo de una escuela de párvulos en
Brozas. Por otras vías sabemos, también, que le llegó la noticia de la Congregación,
a través de la revista “El Santo Escapulario” Le escribió a M. Fundadora e
hizo las gestiones para que las Religiosas fueran a encargarse de un parvulario
de niños pobres”.
Lo
cierto es que Dña. Lucía entró en contacto con la Congregación se interesó y
llevó a cabo la obra, conociendo más de cerca a las Hermanas y poniéndose en comunicación
con Madre Elisea. Ella era la presidenta de una escuela municipal que atendía a
niñas de corta edad, ya que en el pueblo existía un colegio de religiosas de la
Doctrina Cristiana (de
la que en este blog trataremos en un artículo próximo) que se dedicaba a la educación
de las niñas mayores. El cuidado de los pequeños, por tanto, era una necesidad
no cubierta.
El
día 15 de abril de 1914, el obispo de Coria-Cáceres, Dr. D. Ramón Peris
Mencheta, daba respuesta positiva a la solicitud de Madre Elisea sobre una
fundación en Brozas, autorizando a las Hermanas para que se dedicaran a la
enseñanza de párvulos y asistencia de enfermos. La Sierva de Dios solicitó
después al obispo de Orihuela, Dr. D. Ramón Plaza, el correspondiente permiso
para la fundación, recibiendo respuesta favorable el día 18 de mayo.
El
28 de este mismo mes, Madre Elisea salía de Alicante para Brozas acompañada de
las Hermanas Angélica Badosa, Dolores Martínez y María del Tura Vergés. Llegaron
a Madrid el 29, pasando el día en la estación de las Delicias, reanudándolo
hacia Brozas al día siguiente. Al llegar, las acompañaron a casa de Dña. Lucía Moreno,
fundadora del colegio.
Si
en las fundaciones realizadas por la Sierva de Dios, siempre había predominado
la pobreza, en esta de Brozas, las condiciones fueron aún más extremas. El local
que había de servir de escuela parecía una bodega, no reunía condiciones y las habitaciones
estaban completamente vacías, sin una silla para sentarse ni una cama para descansar.
Sin embargo, lejos de desanimarse, la Madre Elisea les infundía ánimos, recordando
a las Hermanas la pobreza que la Sagrada Familia viviría en Nazaret, y su porte
sereno las confortaba, junto con su bondadosa sonrisa.
Madre
Elisea permaneció un tiempo en Brozas con las Hermanas, hasta que todo quedó en
un estado digno de la labor que debían realizar, de la vida comunitaria y, especiEalmente,
del culto que en una casa religiosa se debía a la presencia de Jesús en la
Eucaristía, logrando, antes que nada, un espacio digno para transformarlo en
capilla.
Llegado
este punto, la Sierva de Dios consideró que ya no podía permanecer más tiempo
en Brozas y el 17 de julio volvía a Orihuela. En los años siguientes mantuvo con
ellas abundante comunicación epistolar visitándolas en varias ocasiones.
(De esta correspondencia poseo el texto de
varias cartas, que iré sacándolas en este blog de Cronista de las Brozas).
El
colegio de Brozas se suprimió en junio de 1972 por la aplicación de la Ley de
Educación del ministro José Luis Villar Palasí que puso en funcionamiento la
EGB.
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