martes, 27 de octubre de 2020

¿Está enterrado Viriato en Brozas?


 


            Hoy he recibido, por internet, un libro titulado “LA MONTAÑA SAGRADA. Historia de dos pueblos: Puerto de Santa Cruz y Santa Cruz de la Sierra”, publicado por mis buenos amigos Francisco Cillán, cronista de ambas villas, junto a José Antonio Ramos, cronista de Trujillo; Óscar San Macario, de Casas de Don Antonio, y el historiador Julio Esteban.

 


De izquierda a derecha, Julián Esteban, Óscar San Macario, José Antonio Ramos y Francisco Cillán


            En la contraportada de este libro se escribe textualmente: Este grupo conforma un equipo de investigación, que desde hace años vienen afianzando sus conocimientos en la formulación, la gestión el desarrollo, la investigación, el patrimonio cultural, histórico y artístico de la región. En esta ocasión, han centrado sus investigaciones en la sierra de Santa Cruz y de los dos pueblos que se encuentran en su falda. Un recorrido histórico, artístico, arqueológico y turístico desde los primeros restos localizados en el Calcolítico hasta la actualidad. Un completísimo estudio que nos da idea de la enorme importancia que tuvo esta sierra desde el punto de vista estratégico – militar que han seguido las dos localidades a través de los siglos.

 

Y a mitad del libro me encuentro con la afirmación de que el guerrillero lusitano, enfrentado al poder de Roma, Viriato está enterrado en la Sierra de Santa Cruz. Llama poderosamente la atención tras leer este texto que escribe Francisco Cillán que podía estar enterrado en Brozas…aunque el escritor Antonio Ponz, en su libro “Viaje por Extremadura, publicado en 1784 decía que podía estar en esa montaña mágica que es la Sierra de Santa Cruz. Ponz lo argumentaba con las siguientes palabras: Se conoce que fue poblado de Romanos por las inscripciones que allí se encuentran... a la entrada del lugar en la casa que llaman de la Rexa, hay una rota, y maltratada que dice: VIRIATUS / TANCIN. F. / H. S. E.”183, y agrega: ¿No sería buen hallazgo, si perteneciese a aquel famoso Capitán Lusitano? Pocos creo que la habrán visto en el sitio que está puesta”

 

En el libro, Francisco Cillán dice textualmente que “pese a que tradicionalmente ha venido considerándose a Viriato como un héroe nacional por parte de nuestros vecinos portugueses –que consideran su nacimiento en la Sierra de la Estrella–, el caso es que la mayor concentración de individuos con este nombre procede de la provincia de Cáceres, repartidos por las localidades de Brozas, Coria, Ibahernando, Jarandilla de la Vera, Santa Cruz de la Sierra y probablemente en Cáceres y Campo Lugar.

 

            Estos datos de las inscripciones latinas por diversos pueblos de la provincia de Cáceres están sacados del libro del profesor Julio Esteban Ortega “Corpus de inscripciones latinas de Cáceres” y del libro “Antroponimia indígena de la Lusitania Romana”, de José María Vallejo Ruiz, publicado en Vitoria en 2005.

 

            Pero vamos a la parte científica, en el libro de Julio Esteban Ortega esta esta ficha de una lápida dedicada a Viriato: En la finca de “Casatejada” fue descubierta una lápida en 1973 con motivo de unas obras en la carretera que va desde Brozas a Aliseda. Cayetano Carbajo la donó ese mismo año al Museo de Cáceres, el número de inventario es el 648.

 




Y qué dice la lápida:

 

Viria-

ti Lo-

       vesi F(ilii)

 

 

            El historiador indica que tanto Viriatus como Leveius son antropónimos indígenas cuyos testimonios se concentran preferentemente en territorio lusitano y galaico. Por el tipo de escritura y la simpleza del epígrafe, sin mención de las edades de los fallecidos, se considera que es una lápida del siglo I.

 

            Para no quedarme con la duda llamo por teléfono a Cillán y tras felicitarle por esta edición del libro, felicitación  que hago a todos los autores, me dice que por Santa Cruz se encontraron diversas inscripciones latinas con el nombre de Viriato y supone que al ser este personaje un hombre querido y legendario muchas madres pondrían a sus hijos el nombre de Viriato, como hace años, en la España de hace décadas, muchas personas llevan el nombre de José Antonio, en recuerdo de José Antonio Primo de Rivera y para no entrar en política, otros llevan el nombre de Pablo Iglesias rememorando al ilustre socialista.

 

            Luego se puede deducir que en todas estas poblaciones extremeñas sí puede estar enterrado algún Viriato, pero no quiere decir que sea el famoso guerrero lusitano. Bueno, hasta aquí un chascarrillo histórico, sin que tenga nada que ver con los chascarrillos del corazón que tanto abundan en nuestras telebasuras.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Copla ganadera de Brozas

 



 

            Hace unos días leía en la revista “Folklore”, publicada por la Fundación Joaquín Díaz, un artículo de mi buen amigo, el periodista cacereño Juan de la Cruz Gutiérrez titulado: “Folkloristas cacereños”, en el que da a conocer la gran labor que han desarrollado estos estudiosos del folklore de nuestra tierra, como Manuel García Matos, Angelita Capdevielle, Valeriano Gutiérrez Macías, Rafael García-Plata de Osma, Domingo Sánchez Loro, Bonifacio Gil García, flautistas y tamborileros como el mítico Vidal Hernández, o bailadoras como Pepi Suárez.

 

            A pesar de que son todos muy interesantes y he conocido a familiares de Rafael García –Plata o de Bonifacio Gil, me quiero interesar en este artículo por uno solo, Valeriano Gutiérrez Macías, padre de Juan de la Cruz. La razón es muy sencilla, porque ha sacado a relucir una copla que habla de mi pueblo, sacada de cientos de coplas que hay en sus apuntes.

 

Adiós, Alcántara y Brozas,
que en todo lleváis la gala;
en ovejas y en carnero
y en el precio de la lana

 

            Todos conocemos aquella otra:

 

De Brozas, ni vaca, ni moza

Y si tanto me apura

Ni sacristán, ni cura.

 

            Le pedí a su hijo Juan de la Cruz que si podía darme alguna referencia sobre la copla que sacó su padre y me contesta los siguiente: En lo de la copla popular que me manifestabas, al haberla recogido directamente de mi padre, tengo omitida la referencia, por lo que, como la misma debe de andarse testimoniada en algún periódico o revista, de entre sus muchas colaboraciones, imagino que la habrá recogido del acervo popular, en referencia a alguna de ambas poblaciones, Alcántara o Brozas, ya que no se cita una tercera... 




            Yo tenía referencia, de mis estudios de historia en mis estudios de Periodismo en la Facultad de Ciencias da la Información que el prestigioso historiador Ramón Carande (Palencia 1887 – Almendral, Badajoz, 1986, (cuyo hijo –Bernardo Víctor Carande- vivió y murió en Extremadura, Madrid, 1932- Almendral, 2005), habla en su famoso libro “Carlos V y sus banqueros, en tres volúmenes, de estos temas de la lana de Brozas y Alcántara. En este minucioso trabajo aporta una amplia información sobre las cuentas del monarca y cómo su deuda afectó al desarrollo del Reino. Sobre los ganados de los llanos de Brozas y Alcántara escribió: Un mercader llamado Diego López Gallo compra durante cuatro años toda la lana a los ganaderos extremeños. La entrega había de hacerse en un lugar de la provincia de Burgos, y los vellones son de idéntica procedencia todos: Alcántara, Brozas y Valencia de Alcántara de lana merina fina…”

 




            Conocí a Valeriano Gutiérrez Macías cuando yo era un joven aprendiz del periodismo, allá en mi querido Brozas. Hablamos varias veces en Cáceres y después he conocido a sus dos hijos periodistas, buenos amigos: Juan de la Cruz y Francisco de Borja.

 

            Copio este texto del artículo de Juan de la Cruz que publica en la revista “Folklore”: Valeriano Gutiérrez Macías, (Veguilla de Soba, (Cantabria), 1914 – Albacete, 2006), fue un cacereño y un cacereñista de pro que se dejó la vida en su empeño por mejorar la ciudad y la provincia en todas sus manifestaciones. Investigador y escritor apasionado de la tierra parda y de todo el gigantesco abanico de sus manifestaciones, destacando entre otras su rigor en la investigación folklórica.

domingo, 18 de octubre de 2020

Hoy, Día del Domund

 



 

            Cuando escribo estas líneas aun es el día del Domund, el día en el que la iglesia católica se la dedica a los misioneros que difunden el mensaje de Cristo por todo el mundo y ayuda a los más pobres del mundo. ¡Magnífica labor que desarrollan en silencio y con humildad!

 

            Al margen de pensamiento religioso, algo importante en nuestras vidas, hemos de apoyarles en lo que uno pueda. Esa es mi recomendación personal.

 

            Quiero recordar aquí que cuando tenía 15 años, allá en mi querido pueblo de Las Brozas, los jóvenes ayudamos al párroco de los Mártires, a don Constantino Calvo Delgado, a hacer una función en el cine de Cachucha, oficialmente el Cine López de la localidad. Hubo quien cantó, bailó, interpretó, recitó o tocó. Se sacó un dinerito y se entregó al Domund.




 

            Con ser esto importante, no fue lo más importante para mí como persona, sino que al día siguiente redacté una nota en mi máquina de escribir que mis padres me compraron para que supiera a escribir en ese artefacto y a lo largo de los años nunca aprendí. He escrito miles de folios, cientos de artículos, varios libros, solo con dos dedos, os dos dedos corazón.  Pues bien, con dos dedos escribí una nota periodística a la delegación en Cáceres del periódico regional “Hoy”, donde en el verano de 1974, hice mis segundas prácticas de periodismo, bajo la dirección del murciano Antonio González Conejero, me ayudó mucho, como lo hizo mi maestro local, el subdirector Francisco Rodríguez Arias, tío del que fuera presidente del Hogar Extremeño de Madrid, mi bien amigo Enrique Rodríguez Abacens. Me acompañó en aquellas prácticas un gran periodista que hizo carrera en Madrid llegando a alcanzar la dirección del periódico “El Independiente” y posteriormente director general de Telemadrid, mi amigo y compañero Manuel Soriano Navarro, que escribió la biografía del Jefe de la Casa de Su Majestad el general, Sabino Fernández Campo que tanto ayudó a deshacer el golpe de estado del 23-F.

            Y yo contaba esto porque hice llegar una cuartilla con mi crónica del Domund de lo que habíamos hecho los jóvenes de Brozas por “los negritos”, pues entonces había unas huchas con caras de niños negros y chinos, donde metíamos una peseta, o algo así, cuando no eran una moneda con un agujero en el centro que eran 25 céntimos de peseta.  La cuartilla con mi nota de prensa, quiero recordar que se la envié a otro maestro mío el famoso periodista Narciso Puig Mejías, con el que había hablado unos días antes en la sede del “Hoy” en la calle Gómez Becerra y le había dicho señor Puch; en vez de Puig. El o se enfadó y me recalcó que en Cáceres era Puijjjj y no Puisssss Mejìas, a pesar de su apellido catalán, pues su abuelo paterno, de igual nombre, había venido a Cáceres a dirigir en 1867 las obras de la sede del Ayuntamiento. Puig Mejías tiene hoy una calle en Cáceres.

 




            Fue Narciso Puig quien, a los pocos días, me publicó la nota con mi firma en mayúsculas, FRANCISCO RIVERO. Compré el periódico, guardé el recorte en mi cartera y cuando tenía cualquier oportunidad lo sacaba para mostrarla con orgullo. Con el tiempo perdí ese recorte del periódico con mi nota. Quiero buscarla y ponerla en un cuadro. La he intentado buscar en la hemeroteca del periódico, ya que se publicó en noviembre de 1968, y no la encontré. Prometo seguir buscándola. Y así hasta el día de hoy en el que van…y tantotantos miles de artículos, reportajes, entrevistas, columnas, etcétera en este interesante mundo del periodismo, junto con el del turismo, en el que he desarrollado mi vida.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Patón y El Brocense.

 


 


            Acabo de recibir un enorme libro de 828 páginas que son las actas del XLV Congreso de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO), celebrado en Baeza (Jaén) del 4 al 6 de octubre de 2019. Mi ponencia se titulaba “Baeza, en la Biblioteca Nacional de España”, donde hay cerca de 150 documentos fechados entre los años 1201 y 1955.  El más antiguo, es una Biblia en latín, datada en el siglo XIII.



Foto: Miguel Castro Muñiz 

            Sin embargo, la que más me interesó fue la ponencia de Clemente Plaza, cronista de Villanueva de los Infantes, titulada “Bartolomé Jiménez Patón en la Casa de los Estudios de Villanueva de los Infantes y su relación con Baeza”. La razón de ese interés se debe a tres cuestiones: Uno, haber sido nombrado recientemente miembro de la junta rectora de la Universidad Libre de Infantes, sustituyendo a un brocense consorte, Vicente Arias, recientemente fallecido; estudiar la figura de su paisano el gramático del siglo XVII, Bartolomé Jiménez Patón, discípulo de mi paisano Francisco Sánchez de las Brozas y el tercero fue la organización conjunta, entre Arias y un servidor, de un homenaje, en octubre de 2016, en la villa de Las Brozas a El Brocense y a Patón, al que acudió la junta rectora en pleno de la Universidad Libre de Infantes.

 

            En su ponencia Plaza escribe: “Se observan tres características definitorias (de Bartolomé Jiménez Patón) en su obra filológica: su concepción de la lengua supeditada al uso, su propósito didáctico y la influencia de El Brocense (1523 – 1600)... En la línea de su concepción lingüística, publica la “Eloqvencia española en arte”, un manual de Retórica en español, donde trata, exclusivamente, la elocución y la acción. Completa los contenidos de la Eloqvencia con el “Perfecto predicador”, centrado en la oratoria sagrada, y con un manual sobre dialéctica que nunca llegó a ver a luz: “Instrumento necesario para el conoçimiento de las ciencias”. Se trata de una traducción de dos obras de El Brocense: “De nonnullis Porphirii aliorumque in dialéctica erroribus” (Miguel Serrano Vargas, Salamanca, 1588) y la sección dedicada a la dialéctica del “Organum dialecticum et rhetoricum”, publicada por el mismo editor y el mismo año de 1588.

 

            Completa esta pequeña reseña de la vida y obra de Patón unas referencias tomadas de Rafael María Ruiz Rodríguez, secretario general de la Universidad Libre de Infantes, sobre las relaciones de este gramático de su amistad con Lope de Vega y también con Francisco de Quevedo, éste fallecido el 8 de septiembre de 1645 en una celda del convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes, celda que he tenido la ocasión de conocer y visitar en varias ocasiones en soledad imbuyéndome de la personalidad de este escritor del Siglo de Oro español, y del que tuve oportunidad de dar una pregón, hace años,  en el patio de este convento titulado “De cómo don Francisco de Quevedo fue discípulo de don Francisco Sánchez de las Brozas.

 


            Rafael María Ruiz, como secretario general de la Universidad Libre de Infantes, fue la autoridad académica que inauguró la placa en la fachada de la casa en la que Bartolomé Jiménez Patón vivió en Villanueva de los Infantes, placa que fue una idea de mi medio paisano el doctor Vicente Arias, y a cuyo acto, en agosto de 2017, tuve el gusto de asistir, a pesar de mi reciente operación de rodilla y andar con muletas, pero todo fue muy bien por estar cerca de estos personajes y el interesante Campo de Montiel, ya que tuve que impartir una conferencia sobre el turismo en esta conocida comarca de la Mancha.

 



lunes, 5 de octubre de 2020

Francisco Rivero, miembro de la junta rectora de la ULI

 



             Este cronista ha sido invitado por José Ignacio Ruiz, rector de la Universidad Libre de Infantes, y su equipo a ser miembro de su junta rectora. Es una Universidad que se autodefine “libre” porque huye de la construcción que suponen unas enseñanzas regladas, cada vez más distanciadas de la búsqueda del saber y adaptadas a las exigencias de decisiones políticas cuya prioridad es dar satisfacciones sociales a corto plazo y con ello aseguran una relativa paz social desde la complacencia de otorgamientos de títulos”.

 

            La Universidad Libre de Infantes (ULI) tiene su sede, desde el año 2012, en la localidad de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), pueblo donde nació Santo Tomás de Villanueva en 1486; es el lugar de la Mancha del que habla don Quijote, y en esa localidad del Campo de Montiel murió, en 1645, el escritor Francisco de Quevedo, discípulo del gramático Francisco Sánchez de Las Brozas. ULI organiza en Villanueva y Madrid, cursos, encuentros, conferencias y debates. http://universidadlibreinfantes.es/

 

            Los nuevos miembros de la junta rectora son: el médico Tomás García Fernández de Sevilla, nacido en Villanueva de los Infantes; el vicerrector de Investigación, Ciencia y Doctorado de la Universidad Camilo José Cela y profesor titular de Farmacología Francisco López Muñoz, y el doctor en Turismo y licenciado en Ciencias de la Información, Juan Francisco Rivero Domínguez, natural de Hinojal y cronista de Las Brozas (Cáceres).

 

            Un servidor sustituye en la junta directiva a un manchego-brocense, el doctor Vicente Arias Díaz, fallecido recientemente, y esposo de la broceña María Teresa Balsalobre Burgos. Ambos organizamos en Brozas el 1 de octubre de 2016 un hermanamiento entre El Brocense y el gramático, Bartolomé Jiménez Patón, otro de sus discípulos (Almedina, 1569 – Villanueva de los Infantes, 1640), al que acudió la plana mayor de la Universidad Libre de Infantes.




            Al año siguiente, este cronista fue invitado por la ULI, junto al arquitecto Diego Gallego Fernández - Pacheco, a pronunciar sendas conferencias sobre el Campo de Montiel, que recoge la página web de la universidad: Juan Francisco Rivero Domínguez resaltó que “el Campo de Montiel tiene atractivos, tiene recursos y tiene una marca excepcional, como es la Tierra del Quijote y para explotarla qué mejor que ofrecer buenos servicios y buena atención al cliente”.