sábado, 23 de febrero de 2019

Una placa para Antonio de Nebrija en Las Brozas






            Desde hace un par de años vengo solicitando verbalmente al Ayuntamiento de la villa de Las Brozas que coloque una placa en la fachada del colegio de las Carmelitas, donde tantos y tantos broceños hemos estudiado de niño. Fue nuestra guardería y colegio de nuestras primeras letras. Gracias a eso se ha conservado la que fuera casa palacio de Elio Antonio de Nebrija, escritor de la primera gramática española de la lengua, donde vivió con toda su familia varios años. Es la única casa que se conserva del ilustre escritor.



            Ahora, a finales de abril, un grupo de lebrijanos, al frente de Jesús Rodríguez del Pozo, organiza una excursión por tierras extremeñas para honrar a su ilustre hijo, Antonio de Nebrija. Éste, al amparo de la Orden  Militar de Alcántara, y bajo la corte de don Juan de Zúñiga, último maestre de la orden, estuvo por Gata, Alcántara, Las Brozas, Zalamea de la Serena, Villanueva de la Serena y Plasencia, donde – a ratos perdidos, diría yo, mientras enseñaba en la Academia, escribió la Gramática y el Diccionario, amén de estudiar otros temas científicos, pues Nebrija también era un humanista y estaba interesado por otras cosas del saber: Teología, Derecho, Ciencias Naturales, Cosmografía. “El otro Nebrija” fue mi ponencia en el primer encuentro que se celebró hace dos años en Zalamea de la Serena, auspiciado por la Fundación “Elio Antonio de Nebrija”, que cuenta con el apoyo del Instituto Cervantes, según me dijo, en su día, en un desayuno coloquio en el hotel Ritz de Madrid el que fuera su director.



            Pues bien, ahora Las Brozas homenajea a este ilustre de la cultura hispana colocándole una placa en lo que es la fachada de su casa-palacio. Se hará con motivo en esa visita que los lebrijanos harán por Alcántara, Brozas y Plasencia, con su alcalde al frente. Es el mejor momento para tal homenaje. Y yo me alegro de haber aportado esa idea, secundada por el alcalde de Las Brozas y por mi amigo Jesús Rodríguez del Pozo, organizador de la jornada homenaje a Nebrija en estas tres localidades extremeñas. Sin duda la placa será un atractivo documental para que los muchos turistas culturales que visiten el conjunto histórico artístico de la villa de Las Brozas se lleven la grata información de que aquí vivió durante muchos años el ilustre Elio Antonio de Nebrija, escritor de la primera Gramática Española de la Lengua, publicada en Salamanca en 1492.

viernes, 22 de febrero de 2019

Cuaderno extremeño para el debate y la acción






            Ayer se presentó en el Hogar Extremeño de Madrid el número 1 del Cuaderno Extremeño para el Debate y la Acción y lleva como subtítulo “De la colonización al emprendimiento”. El número está coordinado por Juan Serna, que fuera consejero de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, y también el primero que dimitió por no cumplirse sus expectativas, con una singular cubierta de Fernando Pulido, donde se ven cerdos ibéricos pastando en una dehesa extremeña. El libro está editado por una nueva editorial de la región: La Moderna. www.librerialamoderna.com 



            En el acto de la presentación del libro estuvieron presentes el economista Ramón Tamames, cuyo padre había nacido en Cáceres; el subdirector general de Servicios y Coordinación del Ministerio para la Transición Ecológica, Manuel Martín Ruiz y el ingeniero superior industrial y experto en las nuevas tecnologías, Joaquín Sánchez Gallego, ambos de Don Benito.



            Tras unas palabras de bienvenida del presidente del Hogar, Pepe Iglesias, intervino Ramón Tamames para recodar sus tiempos por Extremadura, al ser su abuelo maestro de profesión y haber nacido su padre en la ciudad de Cáceres y pasar un tiempo en Garrovillas de Alconétar y Don Benito, recordando sus tiempos de niños  de la Arcadia extremeña, cuando le obligaban a cantar el Cara al sol y leía las novelas de Felipe Trigo, tanto “Jarrapellejos”, “El médico rural” o “En la carrera”, proscritas hasta 1975.



            Menos prosaico fueron sus trabajos por Extremadura cuando fue el enlace entre el Ministerio y el Plan de Badajoz, por el que cobraba 250 pesetas mensuales de finales de los años 50. Y años más tarde, a primeros de este siglo (2001 a 2006) cuando trabajó para el industrial Gallardo que quería instalar la siderurgia y la refinería de petróleo en Extremadura. Recordó la ingente labor histórica de grandes extremeños, como Hernán Cortés, del que este año se cumplen los 500 que conquistó para el imperio español, todo un imperio. Cortés, un estratega, un economista, un historiador y que para algunos mexicanos indigenistas es un don nadie, pero para otros, como el historiador Juan Miralles Ostos, es uno de los padres de la patria mexicana.



            Tras presentar Juan Serna el libro, donde intervienen diez autores con diversos artículos y concluyen con cuatro entrevistas a otros tantos empresarios extremeños que son capaces de innovar con nuevos productos.



            Intervino a continuación Manuel Martín hablando sobre el agua en Extremadura, la región que más agua tiene y que produce cinco veces más energía que la que consume, exportándola a otras partes de España sin que por ello sea beneficiada la sociedad extremeña, pudiéndose regar unas 60.000 hectáreas en la comarca del Tajo - Salor. Incluso en Badajoz, el lago artificial de Alqueva, repartido entre España y Portugal ha sabido crear riqueza a través del turismo, y concretamente del turismo náutico fluvial.



            En el coloquio, mi intervención fue porque si, como dice Manuel Martín, hay tanta agua y tanta energía eléctrica no se crean nuevos territorios de regadíos, con un poco inversión. Comenté ante todos que soy de la villa de Las Brozas, situada a tan sólo 15 kilómetros de Alcántara, cuyo embalse puede tener una capacidad máxima de 3.160 millones de metros cúbicos; es decir unos 500 litros por cada habitante del mundo. El tema es que el agua se puede elevar a unos 30/50 metros de altura con la energía eléctrica que allí se produce y regar los Llanos de Brozas, un territorio que ahora está declarado como una ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves), pero que sería interesante que pudiera transformarse en regadíos. Y mi pregunta fue. ¿Si hace unos 60 años, el Estado español fue capaz de invertir enormes cantidades de dinero en construir los grandes embalses de Extremadura, estando España mucho más pobre que ahora, quién ha de hacer la inversión para crear estos regadíos: La región, a través de la Junta de Extremadura; el Estado, con el Gobierno central, o la empresa privada? No me supo contestar, solo nos dijo a todos, que ahora la inversión sería mucho menor.



            Tamames apuntó que Extremadura podría entrar en contacto con los empresarios agrícolas almerienses de El Egido, pues le falta ya terreno donde aposentar sus industrias agroalimentarias; con los de LEPE, incluso con los de una cooperativa de la provincia de Córdoba, que ya ha entrado en territorio del este de Badajoz. El 42 % de los ingresos de Extremadura proceden del Gobierno Central y de la Unión Europea, lo que la hace muy débil en el conjunto de las comunidades autónomas. A lo largo de los tiempos, los distintos gobiernos regionales de Extremadura no han sido nada reivindicativos y se han amoldado a la LOFCA, (Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas) y al dinero que son capaces de “arañar” al Gobierno y a Europa, sin que hayan sido valientes y realicen un Plan de Inversiones en la región.



            Alguien sugirió que habría que crear un nuevo Plan Badajoz, muy distinto al que se diseñó hace 60 años. Este nuevo plan de desarrollo, con las nuevas tecnologías, para la venta de los productos extremeños, según explicó Joaquín Sánchez, podría ser la salvación de la economía de Extremadura y evitar, así, que sus jóvenes, una vez formados, sigan emigrando fuera.